jueves, 31 de enero de 2013

Quiero contigo. [Inoodai] [Two-shot]

Hello everybody! ¿Qué tal están? Espero que bien.
Aquí les dejo un two-shot que llevo tiempo trabajando en él. La verdad es que iba a ser un one-shot, pero creo que me ha quedado muy largo así decidí partirlo y hacerlo two-shot. Es un inoodai, y creo que me ha quedado algo... raro. No sé, vosotras juzgaréis.
La segunda parte la colocaré dentro de poco, aún no sé cuando volveré a tener un buen rato libre para corregir la segunda parte y colgarlo. Pero prometo no tardar demasiado! (>.0)

Nota: Siento lo del título, no sabía qué nombre ponerle a la historia... u.u'
Nota2: Dedicado a Mabel, que me dedicó un Ariyama por mi cumpleaños y dijo que tenía ganas de Inoodai, pues la quiero complacer. También para que se despeje de tanto Ariyama y lea algo que le guste! >.<




Pareja: Inoodai [InooKeiXAriokaDaiki.]
Extensión:  Two-shot.
Género: raro... 
Nota: Puede que en esta parte no parezca que haya nada de amor ni nada, pero es que no estaba pensando en hacerlo romántico... más bien... quería hacerlo ardiente.. xD En la segunda parte lo veréis.
Autora: Mimi-chan. 




Daiki tenía su mirada fija en la escena que se presenciaba a unos metros de distancia a él. Estaba concentrado, pues estaba estudiando y su madre le había enseñado que cuando se estudia no se puede perder la concentración con nada. Miraba a las dos personas coquetear, aunque sabía que le dolería después, tenía que saberlo.

También sabía que esa solamente sería otra conquista del mayor, otro número más que añadir a la interminable lista de ligues del moreno. Otro de los muchos que pasaría esa noche por su cama. Todos los integrantes de su grupo de música había pasado por sus brazos. No, mentira, todos no. Él no. El moreno no había intentado nada con él en esos cinco años que llevaba formado el grupo. Y no comprendía el por qué, por eso estaba ahí espiando, para comparar qué era lo diferente. Qué era lo que tenían los demás que él no tuviese, aún no lo comprendía. 

Llevaba varios días con esa incógnita en la cabeza y no podía sacársela. ¡Pero es que no lo entendía! ¡¿Por qué con él no lo había intentado?! Con todos los miembros se había acostado, incluso había repetido varias veces con alguno de ellos, ¿por qué con él no? No lograba encontrar una respuesta lógica. 

- ¿Sigues buscando la razón por que Inoo no intenta nada contigo? - preguntó una voz detrás de él sobresaltándolo, dio un brinco del susto y se giró para ver de quién se trataba. Encontró a Yabu detrás de él sonriéndole con unas bolsas en las manos. Era cierto, el líder vivía por aquí cerca.

- Es que no logro entenderlo. - respondió dirigiendo de nuevo su mirada al mayor que estaba sentado en un banco junto a su conquista de ese día. Miraba malhumorado la escena, seguía sin comprender qué tenían los demás que él no tuviese. Él se encontraba tan atractivo como cualquier otro. 

- ¿Por qué no dejas de atormentarte? - se agachó junto a él. Daiki estaba agachado detrás del banco que daba justo de frente al de Inoo. Desde ahí podía tener una vista privilegiada del panorama. Yabu dejó las bolsas en el suelo y miró la escena junto al menor. - No creo que sea algo tan importante.- habló mirando la escena sonriente. 

- Lo dice el que se hace llamar el "follamigo" de Inoo. - le dio una mirada fulminante, no por celos sino porque esas palabras no cobraban sentido de la boca de Yabu. Él era con el que más había repetido Inoo, y lo había oído de la propia boca del moreno. 

- Bueno, bueno. - tosió un poco ante el "seudónimo" que Daiki le había puesto. - Eso es lo de menos. - lo cierto era que sí se había acostado muchas veces con Inoo. Pero era culpa del menor, porque sabía como camelar-lo para llevarlo a la cama y eso que él era muy exigente respecto a ese tema. - ¿Y por qué no te insinúas tú en vez de él? - le consultó el mayor mirándole de reojo.

Daiki abrió los ojos mientras miraba la escena de Inoo. Yabu tenía razón, podía intentarlo él. ¿Por qué no? Seguramente que Inoo no se resistiría a sus encantos más ocultos. Y tan ocultos... ni si quiera sabía él cuáles eran. Bueno, eso era lo de menos, ya se le ocurriría algo.

- ¡Tienes razón! - exclamó Daiki dando un golpecito con su puño en la palma de la otra mano. Eso era, haría que Inoo cayese ante sus pies. Una vez que hubiese probado de la dulce medicina del sexo con Inoo lo dejaría en paz. Solamente quería saber qué era eso tan maravilloso que hacía Inoo que tantas veces había escuchado hablar a Yamada, Yuto y Chinen. 

- Aunque te advierto, Inoo es muy difícil de conquistar. - aconsejó el mayor sin mirar al menor. Sonrió al recordar la vez que cambiaron los roles, donde él tendría que conquistar a Inoo. Y eso era imposible, no había persona que pudiese conquistarlo.

- ¡Nada es difícil para Daikinman! - habló enérgico el menor levantando el puño en signo de determinación. Yabu sonrió. El menor se levantó y salió corriendo desvelando su escondite, pero agradeció que Inoo no se diese cuenta. Estaba muy ocupado en comerle los morros al otro chico desconocido. Yabu miró sonriente la figura del menor corriendo todo alegre. 

- No sabes lo que te espera. - susurró Yabu compadeciéndose de Daiki. Suspiró mientras cogía sus bolsas y se dirigía a su apartamento dejando algo de intimidad a los dos "tórtolos". - Pobre Hikaru, ha estado esperando media hora por sus palomitas. - habló divertido al pensar en el otro que le esperaba en su casa, seguramente que estaba que trina. 

Daiki llegó a su casa totalmente contento, sí, haría que Inoo quisiese hacerlo con él desesperadamente. Pero la pregunta del por qué Inoo no quería nada con él le rondaba la mente. Seguía sin comprender del todo qué era lo que no le atraía de él a Inoo. "Bueno, simplemente puedo no gustarle", le había dicho Yamada varias veces. Solamente Chinen, Yabu y Yamada sabían de la reciente necesidad de Daiki por llamar la atención de Kei. Ninguno de ellos comprendía el comportamiento de Arioka, pero les parecía normal. Ya que era con el único que Inoo no había intentado nada, seguramente que ellos si estuviesen en la situación de Daiki pensarían lo mismo.

Le mandó un mensaje a Yamada al móvil para qué supiese del próximo plan que iba a llevar a cabo, seguramente no le parecería buena idea, pues Ryosuke no comprendía el comportamiento de Daiki, pero no le diría nada. Además, solamente era insinuarle un poco, nada más. 

Al poco tiempo de mandarle el mensaje a Yamada su móvil sonó alertándolo de que alguien le había mandado un mensaje a él. Pensó que sería Yamada, pero se equivocó. Era su "víctima". Miró sorprendido la pantalla del teléfono, se sorprendió de lo que acababa de leer. 

" Dai-chan, puede que te sorprenda, pero el chico que acabo de conocer me ha encantado.
     ¡Somos muy compatibles! :D"

Ese era el mensaje que había recibido de Inoo, ¿cómo que eran muy compatibles? ¿En qué sentido de la palabra? Quería preguntarle pero las manos le temblaban, ¿a qué tenía miedo? Por supuesto, a que su plan se fuese al traste sin ni si quiera comenzarlo. Miraba fijamente la pantalla del móvil, quería preguntarle, de verdad que sí, pero algo se lo impedía. ¿Era su orgullo? No. ¿Era miedo? Puede. No podía negar que estaba asustado de la respuesta que Inoo le pudiese dar a la pregunta "¿Compatibles?" que rondaba por su mente. 

Prefirió no contestarle hasta el día siguiente, cuando pudiese encarar-lo de frente en la sala de ensayos. Se tumbó encima de su cama boca abajo, tratando de tranquilizarse y pensando las cosas con calma. Que Inoo encontrase a alguien 'compatible' no significaba el fin del mundo. Escuchó que su móvil sonó, seguramente que era Yamada contestándole al mensaje que le había enviado momentos antes de recibir el de Kei. Pasó de mirarlo, no tenía ganas. Quería que el tema del chico de Inoo se resolviese. 

Mañana sería otro día, encararía a Inoo y sabría a que refería con lo de compatibles. 

Ya se encontraban todos en la sala, únicamente faltaba Daiki que había ido al baño. Ninguno sabía qué le pasaba, ese día estaba raro, eso era lo que pensaban todos. 

En el baño estaba Daiki tratando de tranquilizarse, había visto a Inoo y le había saludado como todos los días, seguramente que el mayor no había notado nada extraño. Pero seguramente que después le preguntaría el porqué no le contestó ayer al mensaje. 

Respiró varias veces y salió del baño intentando tranquilizarse en el camino. 

Entró en la sala y se sorprendió de encontrarla en silencio, miró a todos lados y vio a los miembros sentados y tranquilos. Normalmente no era así, tenía la duda así que preguntó.

- ¿Qué pasa? - preguntó mientras entraba completamente y cerraba la puerta suavemente detrás de él. Miró a todos los miembros buscando al que hablaría primero.

- Un chico acaba de entrar y preguntar por Inoo y se acaban de ir. - habló Hikaru mirando a la nada. Daiki se sorprendió, pero no le pareció extraño, pues no era la primera vez que una conquista de Kei venía a buscarle y se iban a "tomar algo".

- ¿Y qué pasa con eso? No es la primera vez. - habló mientras se dirigía a una de las sillas que estaba libre, justo al lado de Yuto que miraba a la nada también. No sabía qué les pasaba, ¿tan afectados se habían quedado después de lo de Inoo? ¿O todavía no se lo creían?

- No, no es eso. - interrumpió Takaki que estaba igual que el resto, aunque algo más recompuesto. Daiki dirigía la mirada a cada uno de sus compañeros, no comprendía qué era lo que pasaba. - Lo que pasa es que nos lo ha presentado. - volvió a dirigir la mirada a Yuya ya que era el que hablaba. Esperó en silencio a que siguiese hablando. - Como su novio. - sentenció el mayor mirando a la nada también. 

Daiki abrió los ojos sorprendido, a eso se refería Kei con lo de compatibles. Que el chico era apto para ser candidato a novio. Ahora comprendía a los demás, que Inoo tuviese novio era algo muy raro, demasiado raro, ya que le iba más la jarana que a un niño un caramelo. Bueno, tampoco era el fin del mundo. Así que sonrió, tenía que disimular, aunque su plan se hubiese ido al traste antes de empezar.

- ¡Era hora! - exclamó sonriente haciendo que las miradas de sus compañeros se dirigiesen a él. Algunos le miraron sorprendido, pues Daiki era el que menos quería que tuviese novio, o por lo menos, no antes de hacerlo con Inoo. - Menos mal que nuestro pequeñín a sentado la cabeza. - finalizó sonriente. Algunos de los miembros sonrieron también. 

- ¡Además de verdad! - exclamó Chinen que había recuperado la alegría de siempre. Todos estaban en ese estado no porque sintiesen algo por Inoo sino, porque la sorpresa era demasiado grande como para ocultarla, era un fenómeno nunca visto antes. 

- Ahora, Yabu. - llamó Hikaru divertido. - ¡Se te acabó el sexo gratis! - estalló en carcajadas seguido de alguno de los miembros. - Ahora vas a tener que pagar para poder hacerlo, porque viendo que no te comes un colín... - volvió a reírse. El líder estaba molesto, no sería el único que saliese perdiendo. 

- ¡No soy al único que se le va acabar el chollo! - exclamó parando algunas de las carcajadas del grupo. Todos miraban la pelea divertidos. - ¡A Chinen también! - señaló al menor que estaba hablando con Yamada tranquilamente. Este al escuchar su nombre miró la escena sorprendido, apenas había podido escuchar lo que Yabu había dicho de él. Pero logró entenderlo.

- Es cierto, Inoo y yo éramos muy compatibles... - pensó en voz alta, algo triste Chinen. También había sido con el que varias veces Kei había repetido. - Bueno, ya me encontraré a otro. - habló restándole importancia al tema y volviendo a hablar con Yamada tranquilamente. 

- Bueno, bueno. - interrumpió Keito antes de que la pelea fuese a más porque sabía que Hikaru no pararía hasta que Yabu se le echase encima a pegarle. - ¿Por qué no mejor nos ponemos a ensayar? - preguntó en general. Todos asintieron y se dirigieron hacia el centro de la sala colocándose en posición.

El ensayo había acabado, ya la mayoría estaba duchado y sólo quedaban Yamada y Daiki por acabar de vestirse. Yamada se había acercado a Daiki para hablar lo del plan del mayor. Se sentó en el banco que había mientras veía al mayor calzarse aún sin ponerse la camiseta. 

- ¿Y qué vas a hacer con el plan? - le preguntó, estaban solos, así que no pasaba nada por sacar el tema. Además de ellos sólo quedaba la mochila de Inoo que seguramente más tarde iría a por ella. - No creo que puedas seguir con él. - seguía mirando al mayor atarse los cordones.

- Ya lo sé. Pero lo dejarán, ya sabes como es Inoo. - respondió concentrado en los cordones. Escuchó a Ryosuke suspirar cansando, sabía que era muy arriesgado seguir con el plan de conquistar a Inoo, pues tenía novio y parecía que el mayor estaba ilusionado.

- ¿Y si eso no pasa? Inoo parece tener optimismo en que salga bien. - comentó tratando de hacer entrar en razón al mayor que estaba dispuesto a seguir con el plan. Él lo encontraba algo absurdo, no comprendía ese afán por acostarse con Inoo. Comprendía que podía tener curiosidad de por qué el mayor no quiso acostarse con él, pero no por eso tenía que conquistarlo solamente para acostarse con él. Era cuestión de dignidad. 

- Sabes que pasará, no es la primera vez que Inoo se echa novio. - se irguió ya que acabó de calzarse y se dio la vuelta para abrir su casillero y sacar la camiseta que había ahí. Dándole la espalda a Yamada. Este miraba su espalda algo mosqueado por la terquedad de Daiki.

- ¿No será que te has enamorado de Inoo? - le preguntó directamente el menor mirando fijamente su espalda. El mayor dio un pequeño sobresalto. Abrió los ojos sorprendido, no, no estaba enamorado de Kei. Sonrió divertido ante la ocurrencia del menor.

- ¿Pero qué dices? - le preguntó con un tono de diversión. El menor se sorprendió por el cambio del mayor, este se giró y le encaró con la camiseta en la mano. - No me gusta Kei, simplemente me quiero acostar con él, nada más. - sentenció Daiki sorprendiendo a Ryosuke. No se esperaba para nada esa respuesta del mayor, pensaba que iba a dudar más a la hora de contestarle pero eso no había pasado.

- Te noto muy seguro. - insistió el menor examinando-le con la mirada, el mayor le sonrió. Pues claro que le notaba seguro, lo estaba. Inoo simplemente le atraía, nada más. 

- Ay, Yamada, Yamada... - suspiró mientras se acercaba al menor y le colocaba una mano en el hombro. Negando con la cabeza. - Sexo sin sentimiento es lo que hacen los mayores... - habló aún manteniendo esa actitud de evidencia que estaba empezando a cabrear al menor. 

- Ya lo sé, idiota. - respondió algo divertido por la actitud del mayor, aunque le mosqueaba que le tratase como un niño. Le faltaban menos de seis meses para ser un adulto en su país. - Yo simplemente lo digo porque estás obsesionado con llevártelo a la cama, tiene que haber algo detrás de todo ese deseo. - finalizó el menor, viendo como el mayor mantenía la sonrisa y quitaba la mano de su hombro para ponerse la camiseta. Cosa que Ryosuke agradeció, pues estaba cansado del exhibicionismo de Daiki. 

- ¿Tú estás enamorado de Yuto? - le devolvió la pregunta cuando sacó la cabeza de la camiseta, Yamada se sorprendió por esa pregunta, no comprendía el significado de ello pero le contestó.

- No. - contestó seguro. Ahora intuía por dónde quería ir a parar Daiki, pero no le interrumpió, esperó a que el mayor continuase hablando.

- Sin embargo, te acuestas con él cada vez que puedes. ¿Estás seguro que no estás enamorado? - le devolvió la pregunta a Ryosuke con un tono de burla y de ironía. - Tiene que haber algo detrás de todo ese deseo. - repitió las mismas palabras que momentos antes el menor le había repetido. Ryosuke arrugó el ceño, le molestaba que Daiki se tomase así su consejo.

- Ya entiendo. - dijo para que el mayor no siguiese metiéndose con él. Simplemente lo había dicho porque tenía la duda en la cabeza. Además, nunca estaba de más que Daiki se cuestionase a sí mismo sus sentimientos hacia Kei. Se cruzó de brazos algo molesto por el comentario de Daiki, encima de que quería ayudarle le hacía burla. Continuaba con el ceño fruncido.

Daiki notó la molestia en la actitud del menor, así que se sentó a un lado de él y suspiró comprensivo. Comprendía que ese comentario podía haber ofendido a Ryosuke. Colocó de nuevo una mano en el hombro de Yamada.

- Perdón por decírtelo así. Sé que sólo me quieres ayudar, pero es que estamos en la misma situación. - suspiró recordando las numerosas veces que Yamada le había dicho que se acostó con Yuto. - Con la diferencia de que tú sí te acuestas con Yuto y yo con Inoo no. - murmuró entre dientes mostrando su molestia. Yamada sonrió ante ese comentario del mayor. - Pero al fin y al cabo estamos igual. Yo quiero fervientemente acostarme con una persona, y tu te acuestas salvajemente con otra. ¡Estamos igual, amigo! - levantó el pulgar de la otro mano que tenía libre y le sonrió con complicidad. - A eso me refería antes. - finalizó levantándose del sitio. Y dirigiéndose a su bolsa de deporte para guardar la muda de los ensayos.

- No lo hacemos salvajemente... - susurró sonrojado el menor, Daiki logró escucharlo y le sonrió picaresco. Se giró y le mantuvo la sonrisa, ante tal acto Yamada temió lo peor.

- Una vez os escuché en las duchas. - dijo señalándolas. Aprovechando que las tenía cerca, y que la situación lo requería, lo confesó. Nunca se lo había dicho a Yamada porque sabía que se moriría de la vergüenza, pero ahora que el menor tenía la cara de mentirle se lo diría. Sonrió divertido ante el enorme sonrojo que había por todo el rostro del menor. Ryosuke se tapó la boca con una mano, no cabía de la sorpresa. Sus ojos parecían que se le saldrían de las cuencas. El mayor soltó una enorme carcajada, mientras se agarraba el estómago. 

- ¡Cállate no es gracioso! - gritó el menor aún con el sonrojo. El mayor llevaba un rato riéndose de él. ¡Era normal que se avergonzase! ¡Cualquiera al que le digan que le escucharon mantener relaciones sexuales se avergonzaría! Seguía escuchando la ruidosa risa de Daiki, se estaba empezando a molestar. Y más cuando notaba que a cada risa de Daiki, él se sonrojaba aún más. No acababa de asimilar que había sido escuchado... ¡solo de pensarlo se sonrojaba aún más! 

- Oh, sí, sí que es gracioso. - dijo como pudo, aún no podía retener la risa. Ver esa expresión en el rostro del menor... era muy gracioso. Pero no sabía por qué Ryosuke se avergonzaba, si ya sabía que ellos dos se acostaban. Bueno, seguramente saber que fue descubierto manteniendo sexo era vergonzoso. - Me acuerdo que decías, "oh, sí, Yuto, sigue sigue" "¡más, más!" - intentó imitar la voz excitada de Yamada pero no pudo. La risa le podía, cada vez la expresión iba a peor y era mucho más graciosa que antes. 

- ¡Cállate idiota! - gritó mientras se abalanzaba sobre Daiki y le agarraba del cuello, mientras con el otro puño le hacía un capón, molestando al mayor que seguía riéndose. - ¡Deja de reírte! - hizo más fuerza con el puño tratando de hacerle daño y que se dejase de reír. 

- Ay, dios. - suspiró tratando de tranquilizarse. - "Oh, sí, Yu"- no pudo seguir porque fue interrumpido por la puerta de los vestuarios que había sido abierta, apareciendo por ahí Yuto. Daiki se sorprendió y Yamada aún más, era la persona menos indicada para entrar ahí. 

Yamada soltó a Daiki de la sorpresa que resultaba el ver a Yuto ahí, precisamente del que estaban hablando. Y Daiki no decía cosas muy decentes sobre él. El sonrojo pudo en la blanca piel de Yamada, seguramente que tendría hasta las orejas rojas. Y por si fuera poco, las imágenes de él haciéndolo con Nakajima venían a su mente. 

Daiki estalló en carcajadas, era completamente increíble que Yuto apareciese, justo en ese momento cuando la conversación menos lo requería. Pero no podía negar que era muy gracioso. Y más ver la cara de sorpresa de Yamada, junto con la de desconcierto de Yuto. 

Las carcajadas de Daiki y el sonrojo de Yamada, era algo que no conseguía comprender Yuto. Miró a ambos sorprendido. Las carcajadas de Daiki no ayudaban para nada a que Ryosuke se tranquilizase.

- Eh, ¿Pasa algo? - preguntó desconcertado Yuto. Aún tenía el pomo de la puerta en la mano, no había conseguido entrar del todo.

- ¡Vete de aquí, idiota! - gritó Yamada mientras cogía su mochila, que estaba a un lado de él, y salía corriendo por la puerta empujando levemente a Yuto en el camino. Esas palabras eran por Yuto, no quería decirlas pero era lo primero que le había pasado por la mente, y sin él darse cuenta habían salido. Luego le mandaría un mensaje para disculparse con él, pero ahora, la vergüenza era demasiada. Mataría a Daiki. Eran los pensamientos de Yamada.

- ¿Se puede saber qué pasa? - preguntó Yuto entrando en los vestuarios y cerrando la puerta detrás de él. Seguía sin asimilar lo que acababa de pasar. Una vez que Daiki se tranquilizó, le respondió. - Me dice que me valla, pero sale él corriendo. No lo entiendo. - suspiró Yuto.

- Nada, que Yamada es tonto. - se limitó a decir, a causa de esa situación se había ganado un gran dolor de estómago. Y sabía que mañana Ryosuke le daría una paliza, pero hoy, había sido muy gracioso. - ¿A qué has vuelto? - le preguntó ya tranquilizado. Yuto hacía como unos veinte minutos que se había ido junto con los demás miembros.

- Yabu nos va a llevar a mí, Keito y Hikaru hasta casa, pero se olvidó de las llaves del coche. - suspiró buscando en el casillero del líder. - ¿Quieres venir? Hay un asiento libre. - preguntó una vez que hubo encontrado las llaves y las guardaba en su bolsillo del pantalón haciendo un metálico sonido al chocar unas contra otras. 

- No, voy andando. Necesito despejarme. - habló cerrando la mochila una vez que lo hubo guardado todo.

Cogió su mochila de deporte y salió junto con Yuto del vestuario, cerrando la puerta detrás de él. Daiki miraba a Nakajima y se le venía a la mente el rostro sonrojado de Yamada y una pequeña risita se le escapaba. 

En la entrada de la empresa se separaron, Yuto tendría que ir con los demás y Daiki caminaría un poco. Se despidieron y cada uno se fue por su lado. Daiki caminaba solo por las calles, hacía frío así que se abrochó la chaqueta para resguardarse de él. El viento que corría tampoco ayudaba, era de un frío helador. Normal, siendo Enero. 

Necesitaba pensar las cosas con calma, él quería acostarse con Inoo pero si éste tenía novio poco podía hacer. Pero el deseo de acostarse con él le podía. Además, sabía que Inoo iba a durar poco con el chico. Mejor sería esperar a que cortasen. Estaba seguro que eso sucedería lo más pronto. O eso quería creer, porque Yamada le había infundido dudas, ahora no estaba tan seguro de que eso fuese a suceder pronto, y le mosqueaba el echo de dudar. 

No, sabía que iban a cortar lo más pronto posible. O ya se encargaría el de que fuera así.




*Fin de la primera parte*


Les dije que me quedó largo... u.u Espero que les haya gustado ^-^ 
Esperen la siguiente parte, que ahí viene lo mejor.

martes, 29 de enero de 2013

Compañero de bromas. [JuriShin] [Johnny'sJr.]

Doumo! Aquí les dejo una pequeña historia, no es de amor ni nada.
Espero que la disfruten. Es de los B6, espero que les guste. ^-^  La verdad es que las parejas de ese grupo me parecen muy tiernas, seguramente escribiré más sobre ellos. *-*








Pareja: JuriShin [Tanaka JuriXShintaro Morimoto]
Género: Friendship.
Extensión: drabble.
Autora: Mimi-chan
Inspiración: Verlos siempre reír juntos en el Shokura. ^-^


Capítulo único.


Reían juntos en todos los descansos. No se cansaban el uno del otro, siempre tenían algo nuevo que contar. A pesar de que se veían cinco horas al día nunca se agotaban sus temas de conversación. Incluso cuando salían a televisión, ya fuese en alguna actuación en el Shokura, se reían juntos. Era su compañero de bromas.

Realmente eran buenos amigos, a pesar de tener dos años de diferencia se entendían perfectamente. Pero no sabían si era porque el más pequeño de ellos era muy maduro o el mayor algo niño todavía. Aún así se comprendían perfectamente, no existía la riña entre ellos y si había alguna era pequeña y era solucionada al poco tiempo.

¿Era lo que se llamaba una gran amistad? ¿Ellos eran verdaderos amigos? No estaba seguro. Pues simplemente se entendían cuanto a bromas se trataba, no hablaban temas serios. Nada de consultas sobre temas importantes, solamente reían juntos. Entonces, ¿se podía denominar a eso como verdadera amistad? No llegaban a ser los mejores amigos, pero sabían que podían contar el uno con el otro. Puede que todavía no tuviesen la suficiente confianza, pero por medio de bromas uno se reconfortaba al otro.

Ninguno de ellos dos les daba más vueltas al asunto, simplemente lo dejaban estar, no les suponía ningún problema el no ser los mejores amigos. Pues no había que forzar las cosas, si tenían que ser los mejores amigos, ya lo serían. Como Taiga y Hokuto: se llevaban muy bien, hablaban de todo, tenían secretos entre ellos dos, se lo contaban todo, se comprendían, se aconsejaban... pero era una amistad diferente a la de ellos. Pues no se lo contaban todo, ¿eso quería decir que la amistad de Taiga y Hokuto estaba por encima de la de ellos? Mmm... puede que sí. Pero no estaba triste, pues aunque la amistad de los mayores fuese más fuerte que la de ellos, la de él y Juri era más sólida.

- ¡Shintaro! - llamó alguien al menor que estaba pensativo sentado en las sillas de la sala de ensayo de los Johnny's Jr. El nombrado levantó la mirada sorprendido por el repentino llamado.

- ¿Qué sucede, Juri? - preguntó sonriente al verlo llegar con esa sonrisa tan característica en él. Era una mezcla entre diversión y picardía. Pero sabía que era verdadera, porque el mayor nunca mostraba nada que fuese falso.

- ¡Me he comprado el juego del que hablamos la semana pasada! - exclamó sacándolo de la mochila que llevaba el mayor, se lo enseñó con una sonrisa triunfal. El menor solo pudo asombrarse y mirar la carátula del juego para saber que era del que habían hablado.

- ¡¿Cuándo te lo has comprado?! - le preguntó alegre e incrédulo. La semana pasada le había dicho al mayor que haría todo lo posible por conseguir ese juego y Juri simplemente le sonrió y le dijo que no se forzase demasiado.

Juri sonrió al ver esa sonrisa tan llena de vida en el iluminado rostro de Shintaro. - Hoy he pasado por delante de una tienda de juegos que casualmente lo tenían de rebaja. - mantuvo la sonrisa al ver la incredulidad del menor. - ¿Qué tal si hoy por la tarde vienes a mi casa y lo probamos? - le preguntó para ver como el menor le miraba sorprendido.

- ¡¿De verdad?! - le preguntó con el rostro iluminado de la alegría, tenía muchas ganas de probarlo y que Juri se ofreciese a dejarle jugarlo le parecía un regalo divino.

- ¡Por supuesto! - exclamó el mayor ensanchando su típica sonrisa que Shintaro correspondió con una de total alegría. Siguieron hablando sobre lo genial que era ese juego.

Sí, porque aunque su amistad no fuese tan fuerte como la de Taiga y Hokuto, era muy sólida. Y seguramente que cuando pasase algún tiempo esa amistad sería tan fuerte como la de los otros dos. Porque ellos tenían gustos similares, preocupaciones similares, sueños similares... Sí, sin duda serían grandes amigos en un futuro.


*Fin*

Espero que les haya gustado. *-* 

domingo, 13 de enero de 2013

Only you. [Mini-serial] [Ariyama]

Doumo! Tenía pensado colgar alguna otra historia antes de este capítulo, pero bueno, creo que ya va siendo hora de colgar capítulo. La verdad es que este es completamente Ariyama, me encantó escribirlo! Espero que les guste, es que estoy viendo que no hay muchas partes Ariyama de momento, xD.
Y ya que Mabel se hizo adicta al Ariyama, puees... para que lo ames aún más! >.< Porque así empecé yo! xD Haré que les encante esta pareja, eso seguro!



Only you. 

*parejas: Ariyama, Yamajima, Okajima, Takanoo, Chiitaro, Yabuhika. *





*Capítulo 3*






El día acordado se acercaba, y Ryosuke se moría de ganas porque ese día llegase. El final, Chinen se había echo cargo de avisar a Morimoto, eso le había quitado un peso de encima, pues no sabía cómo avisar al menor. Lo que le extrañaba era que Chinen pudiese contactar con él, no sabía cómo lo haría y le entraba la curiosidad. Pero no se atrevía a preguntarle, pues Yuri era el que menos entusiasmado estaba con la idea de encontrarse todos. Le interesaba saber qué era eso que le incomodaba de reencontrarse, pero tampoco se había atrevido a preguntarle, pues parecía algo realmente serio, o por lo menos para Chinen lo era.

Solo quedaba una semana para el día acordado, se había mandado varios mensajes con Hikaru para saber quiénes acudirían a la reunión y éste le había confirmado que asistirían todos. Sonrió contento, pues los nueve se reunirían de nuevo y se contarían cosas. Aunque sabía que no habría la misma confianza que antes, ni la misma complicidad, pero al menos podrían intentarlo. Y seguramente lo conseguirían, sino, ya se encargarían Inoo y Hikaru para que el ambiente fuese menos tenso.

Le sonrió de nuevo a la tarea, no era la primera vez que se quedaba hipnotizado mirando a la nada, recordando viejos tiempos con sus antiguos amigos.

- No puedo esperar a que llegue ese día... - susurró mirando a través de la ventana que quedaba justamente encima del escritorio, así la vista a través de ella le quedaba justamente enfrente. Se perdió en la oscuridad de la noche, absorto otra vez, pensando en el pasado que compartía con su ex-novio. Novio que le había echo realmente feliz....



*Flash Back*

Yamada llegaba cabreado a su casa, después de una fuerte discusión con uno de sus mejores amigos. Siempre era igual, cuando él hacía un comentario sobre alguien que era guapo o era muy atractivo, Daiki siempre se metía con él alegando que no tenía gusto y que era muy pequeño para palabras tan grandes.

- ¡Estoy harto! - gritó furioso mientras azotaba la mochila encima de su cama, haciendo un hueco sonido, rechinando los muelles del colchón. - Siempre se tiene que estar metiendo conmigo. ¡Idiota! - miró furioso la cama que ahora yacía tranquila después del ajetreo del golpe.

Se dejó caer encima de la cama, boca arriba, mirando al techo con el ceño fruncido, signo de que estaba realmente enfadado esa vez. Normal, Daiki siempre tenía comentarios negativos hacia su persona, siempre se estaba metiendo con él, dejándolo en ridículo delante de las demás personas, menospreciándolo... No entendía el comportamiento del mayor, a veces le daba la sensación de que era por simple gusto, que le gustaba hacer sufrir a las demás personas. Pero no, eso era imposible, Daiki era muy tierno y amable para llegar a ese extremo de maldad.

- Entonces, ¿por qué? - se preguntó en voz alta, las lágrimas se hacían presentes en sus rasgados ojos. - ¿Por qué me tiene que tratar así? No lo entiendo... - pensó en voz alta. Realmente no entendía al mayor, no sabía qué pasaba por su mente. Si tan mal le caía, ¿por qué le contaba todas las cosas? ¿Por qué siempre le animaba cuando estaba decaído? ¡¿Y entonces, por qué eran amigos?! ¡Normalmente, tu no eres amigo de personas que te caen mal!

Le dolía el rechazo que sentía del mayor, porque a pesar de todo... él le quería. A pesar de todo, le amaba, le quería por encima de todo. Porque le daba igual lo que él pensase de él, que se metiese con él, que le ignorase, que le tratase de idiota... le daba igual, porque había aprendido a quererle con ese rechazo, y probablemente seguiría queriéndole durante mucho tiempo. Pero, algún día se cansaría, algún día se hartaría y le diría cuatro cosas bien dichas, cuatro cosas que se había callado todo ese tiempo y entonces, solo entonces, Daiki se daría cuenta de todo el daño que le hacía con tan solo una mala palabra.

Sus amargos sentimientos se canalizaron y se expresaron mediante lágrimas, era lo único que podía expresar, y el único método por el cuál sabía expresar lo que sentía. Esa tristeza de ser constantemente rechazado por la persona a la que querías con locura, era totalmente destructivo.

Su móvil sonó dentro de su mochila de clase, le daba pereza tener que estirarse para cogerlo, pues del golpe que le había dado contra la cama había rebotado y caído en el suelo, cerca de la cama. Bajo la persistencia de la persona que llamaba tuvo que estirarse para cogerlo, sin ver la persona que llamaba lo cogió con total vagancia.

- ¿Sí? - preguntó algo cansado mientras se volvía a echar en la cama boca arriba. Pasó una mano por sus ojos para borrar los restos de las lágrimas que quedaban. 

- ¿Yamada? - se escuchó al otro lado de la línea. Esa voz sobresaltó a Yamada haciéndole sentarse en la cama de un solo brinco. Su corazón se agitó, la persona que minutos antes había estado maldiciendo y criticando le llamaba, la persona a la que quería le estaba llamando. Ese era motivo suficiente para hacer saltar a su corazón desenfrenada-mente.

- ¿Daiki? - preguntó extrañado por la llamada del mayor. Normalmente no solía llamarle, y cuando le llamaba era para saber si iba a poder salir y porque se lo mandaban los demás del grupo.

- Ya sé que te extraña mi llamada, pero... - hizo una pausa, se le notaba nervioso y algo dubitativo. Eso extrañó aún más al menor que esperaba impaciente que Daiki continuase su frase, tenía intriga en saber qué era lo que quería el mayor. Se suponía que tenía que estar enfadado con él, pero no podía, su profundo y puro amor hacia él se lo impedía. La pausa se estaba alargando mucho, y era demasiado sufrimiento para su sensible corazón que se agitaba aún más a la espera de que continuase hablando.

- ¿Pero...? - su paciencia se estaba agotando, realmente que esa espera le estaba torturando, quería saber para qué le llamaba Daiki ya que no era muy usual que esto sucediese.

- Estoy delante de tu casa, y no me marcharé hasta que salgas, tengo algo que decirte. - finalizó todo de un tirón. Haciendo que a Yamada se le dificultase el entender, pero acabó entendiendo. Pestañeó varias veces para procesar la información que acababa de escuchar. ¿Por qué estaba delante de su casa?

- ¿Por qué tendría que ir? Después de cómo me has tratado esta tarde... - se permitió el ser caprichoso. Era lo que en ese momento sentía, así que lo dejaría salir. Ya que Daiki estaba haciendo un esfuerzo por pedirle perdón, se permitiría el ser arrogante, no estaba de más que probase el rechazo que constantemente Ryosuke sufría con él.

- Tú verás lo que haces, pero hace mucho frío y si me enfermo será por tu culpa. - sentenció el mayor colgando después de decir eso. Siempre le hacía sentir culpable, siempre llevaba el tema a su territorio... a veces, Daiki podía llegar a ser muy caprichoso. Aunque eso a ojos de Yamada era realmente encantador.

Yamada miró el teléfono del que se escuchaban tenues "pi-pi-pi-". No sabía que hacer, estaba perdido, siempre había pensado que Daiki no consideraba sus sentimientos, pero ahora... estaba ahí, fuera de su casa, esperando a que saliera. ¿Era cierto? ¿De verdad podía estar delante de su casa esperándole? No, imposible. Daiki no haría eso.

Se levantó y dirigió hacia su ventana, que estaba encima del escritorio. Abrió los ojos, llevando sus manos delante de su boca ya que la tenía abierta de par en par. No se lo creía, realmente esta ahí, apoyado en la pared de la parcela de la casa de en frente, frotándose las manos, seguramente hacía frío. ¿Qué haría? ¿Saldría? Después de todo lo que lloró por Daiki, ¿aún le seguiría perdonando el tratarle mal? ¿Aún seguiría aguantando todo el sufrimiento? ¿Realmente sería capaz de seguir así para siempre? ¡Daiki estaba consumiendo su bella juventud!

Sin darse cuenta, y pensando en todo eso, ya se encontraba delante de la puerta principal de su casa. ¡¿Qué?! Su mente decía una cosa, pero su cuerpo se movía solo... Quiere decir, ¿qué quiere darle otra oportunidad? Ya le había dado muchas y todas las veces habían acabado igual. Tal vez era hora de decirle lo que sentía para así poder pasar página de una vez. Tal vez así podría olvidarse de él, porque seguramente le rechazaría.

Abrió la puerta algo titubeante, no estaba muy seguro de lo que haría, pero algo se le ocurriría. Le dejaría hablar a él primero y depende como se tornase la conversación haría una cosa u otra. Todo dependía de la suerte.

Salió a paso lento, atravesó la parcela de su casa y se dirigió hasta él. Estaba tan absorto en admirar la adorable belleza del mayor frotándose las manos que no se dio cuenta de que no hacía ni pizca de frío. Solamente cuando pensó que estaba en manga corta y que había salido, se percató de ese "minúsculo" detalle.

- ¡Tú! ¡Mentiroso! - le señaló con el dedo acusándole. Pues le había dicho que hacía mucho frío y eso era mentira, él estaba en manga corta y no tenía frío. Daiki elevó la mirada al ver que Yamada ya estaba delante de él, le miró sorprendido, no entendía el significado de esa acusación. Siguió frotándose las manos. - ¡Deja de hacer teatro! - molesto cogió las manos del mayor e impidió que siguiese frotándolas. - ¿Hacías esto para que yo pensase que está frío, verdad? - recriminó con el ceño fruncido y mirándole directamente a los ojos. Daiki rodó la mirada algo incómodo, le había pillado la mentira. Además, sus manos seguían unidas a las del menor y eso le ponía nervioso.

- Si no lo hacía, serías capaz de dejarme toda la noche aquí. - susurró algo nervioso por el roce de manos que compartían. Un pequeño sonrojo coloreó sus acarameladas mejillas, cosa que de la que Yamada no se dio cuenta. Éste finalizó el contacto.

- No tienes remedio, Daiki. - se resignó, de verdad que no podía entender qué parte del mayor le gustaba. No sabía qué era lo que le había echo enamorarse, ¿tan malos gustos tenía? ¿O era masoquista? No lo entendía. - Bueno - suspiró. - Di lo que tengas que decir. - sabía que ahora venía el perdón de parte del mayor, pero eso no serviría de nada cuando mañana se vuelva a meter con él. Así habían sido esos dos años de amistad que compartían.

- Bueno, es algo complicado de decir. - hizo una pausa, aún no era capaz a levantar la mirada y enfrentar la del menor. Y puede que no la pudiese levantar en todo el transcurso de la conversación. - Lo diré en una forma sencilla para que tú puedas entenderlo. - habló totalmente inocente, sin saber que ese comentario había molestado a Ryosuke.

- ¿Qué se supone que significa eso? ¿Quieres decir que soy limitado de cerebro? - le preguntó inquisidor. Daiki elevó la mirada sorprendido, ¿por qué habría sacado esa conclusión? ¡Él no había dicho eso! ¿De dónde sacaba eso?
- ¿Pero qué dices? ¡Ves! ¡Eso es lo que me molesta de ti! - estalló el mayor señalándolo con el dedo índice, Yamada abrió los ojos sorprendido. ¿Había venido a su casa a meterse más con él? De verdad, este chico no tenía remedio. - ¡Siempre tergiversas lo que digo! ¡No sé de dónde sacas, que yo te he llamado limitado! - realmente estaba enfadado, y eso había extrañado al menor. Que le miraba con los ojos abiertos de la sorpresa, se había quedado sin habla.

- ¡¿Qué yo tergiverso?! ¡Pero si lo dices claramente! ¡Yo no saco nada fuera de contexto! - contestó igual de enfadado, eso más parecía una discusión que una reconciliación. Pero bueno, había que hablar las cosas ¿no? Eso estaban haciendo, explicar el por qué no se entendían mutuamente. Daiki le miró incrédulo, ¡qué gran mentira!

- ¡¿Qué?! ¡¿Te atreves a negarlo?! ¡Justo ahora lo has echo! ¡En ningún momento he dicho que fueras limitado! - elevó el tono de voz, a pesar de ser ya pasadas de las diez de la noche, gritaban.

- ¡Pero lo has dado a entender! - recriminó de nuevo el menor con el ceño fruncido. Daiki frunció el ceño también ante la acusación del menor.

- ¡Pero no lo he dicho! - repitió Daiki.

- ¡Pero lo has dado a entender! - repitió Ryosuke.

- ¡Pero no lo he dicho! - volvió a repetir el mayor.

- ¡Pero lo has dado a entender! - continuó repitiendo Yamada que ya se estaba desesperando.

- ¡Pero...! ¡Bueno, da igual! ¡Yo venía a decirte algo importante! Y tú, como eres demasiado inteligente lo entenderás a la primera. - recalcó la última frase para que así Yamada no tuviese de qué quejarse.

- ¿Sabes, qué? Mejor déjalo. Yo también tengo algo que decirte. - ahora lo veía claro, se declararía, Daiki le rechazaría y así podría pasar página. Puede que en un futuro pudiesen llegar a ser buenos amigos. Daiki le escuchó atentamente, se estaba poniendo nervioso, la penetrante mirada del mayor conseguía que su ritmo cardíaco aumentase. - Siempre has sido un idiota conmigo, un impertinente, prepotente, descarado, mala persona, chulo, imbécil... -

- ¡Ya, ya! Vale, lo he entendido, no sigas. - tuvo que interrumpirle porque sino el menor seguiría insultándole toda la noche. Y eso le dolía, pero no le faltaba razón, se había portado realmente mal con él, tenía todo el derecho del mundo a insultarle. Quedó en silencio para que así Yamada continuase.

- Pero a pesar de todas las malas situaciones que me has echo pasar... - *bum, bum* *Bum, bum* su corazón se aceleraba conforme llegaba el momento de decir las palabras mágicas. - Te he querido, siempre siempre, has estado en mi corazón. - soltó al fin. El mayor elevó las cejas asombrado de lo que acababa de escuchar, ¿se le acababa de declarar? ¿En serio? No se podía creer. Sus ojos abiertos hacían juego con su boca que se le podía ver hasta las anginas. - Pero ya no más. - sus ojos se iban aguando conforme continuaba hablando. - Ya no puedo seguir así, lo he intentado, pensando que algún día cambiarías, que por lo menos me tratases mejor. Pero no hay manera, ni tu puedes cambiar, ni yo puedo depender de eso. Así que me he decidido a dejarlo salir. - lloraba, y no era para menos, pues su pecho le dolía, se oprimía con cada palabra que decía. Sentía un vacío enorme conforme dejaba salir todo lo que sentía. - Pero tranquilo, te olvidaré, no tienes por qué pensar más en esto, sé tu respuesta. Tampoco te molestaré más. Me olvidaré de ti. - elevó la mirada para ver qué reacción tenía el mayor. - Te lo prometo. - y le dio una sonrisa triste. Le dolía tener que dejar ir a Daiki, pues realmente le había amado, pero no había otra solución a esa situación.

- No... - susurró Daiki pensativo, mirando al suelo, había escuchado atentamente lo que Yamada tenía que decir. Sí, se había sorprendido bastante al escucharlo, pero solo de pensar que Yamada no estaría más... - ¡No, no, no, no! ¡¡No!! - exclama exaltado el mayor. Levantó la mirada encarando al menor, se sorprendió de verle llorando y sonriendo tristemente.

- Sabía que reaccionarías así... Lo siento. No tendría que habértelo dicho. - susurró llorando a mares, eran irrefrenables sus lágrimas. Todo el daño sufrido durante los últimos meses estaba saliendo ahora, ahora, era cuando dejaba todo salir, ahora era cuando se liberaba de todo... pero, valla como dolía. Su pecho le quemaba, le ardía fuertemente. No podía soportar ese dolor tan intenso. - Te lo he dicho, me olvidaré de ti. No tienes que preocuparte. Sé que eso es lo que quieres. - continuaba hablando, a pesar de estar mal seguía reconfortando al mayor.

- ¡Qué sabes tú qué quiero y qué no quiero! - exclamó mirándole fijamente a los ojos, quería detener las lágrimas de Yamada a toda costa. - Yo sí se lo que quiero... y es a ti. - susurró apenado, no era la declaración que se había preparado, pero más o menos había salido bien. Sonrió al ver la cara de sorpresa del menor. Se acercó a él mientras le secaba las lágrimas, que no paraban de salir de sus ojos. Mantuvo la sonrisa al ver que su expresión no cambiaba.

Cálidamente posó sus labios sobre los de Yamada, que no cabía de la sorpresa. ¿Realmente estaba sucediendo eso? ¿No era uno de sus tantos sueños? ¿Era real? Cerró los ojos disfrutando el gesto. Con la mano que Daiki tenía libre, la otra estaba en la mejilla del menor, rodeó la cadera del menor que posó sus manos en el pecho de Arioka. El contacto de sus cuerpos era total, no había distancia entre ambos.

Tuvieron que separarse por falta de oxígeno, pero ninguno de los dos quería que acabase. Daiki juntó su frente con la del menor y sonrió.

- No vuelvas a decir que me molestas o que me olvidarás. No quiero eso. Desde ahora, tu corazón, mente y cuerpo me pertenecen. No lo olvides. - sentenció la frase con un hermoso beso que Yamada correspondió gustoso.



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- ¡Ryosuke! ¡Qué te despiertes he dicho! - repitió por enésima vez su madre al otro lado de la puerta. Yamada levantó la cara del escritorio, en su mejilla tenía pegada una de las hojas de su libreta. Se había dormido haciendo la tarea. - ¡Por que sea sábado no significa que puedas dormir toda la mañana! ¡Venga y levántate, vago! - exclamó su madre, en su tono de voz podía notar cierto malhumor que él temía.

- ¡Ya estoy levantado! - dijo para que su madre no siguiese repitiendo lo mismo.

Sonrió al recordar el cálido sueño que había tenido. Miró a través de la ventana, justo donde se habían declarado mutuamente. Sí, ese era un buen recuerdo que merecía la pena soñar todos los días. Tocó sus mejillas, debajo de sus ojos, estaba húmedo. Podía ser un buen recuerdo, pero también un recuerdo agridulce.



*Fin del cap3*

Espero que les haya gustado! 
En el próx. capítulo vendrán las emociones! >.< Aparecerán nuevos personajes y demás, espero que les haya gustado este cap Ariyama! *-* De verdad que amo esta pareja, la veo en todas partes! xD
Mimi-chan desta~!