domingo, 25 de agosto de 2013

[Serial] Only you. [Capítulo nueve]

¡Hola! Como ya sabéis, siempre que traigo capítulo nuevo quiere decir que ya acabé otro. Y en efecto, ya he terminado el once. Este cap es muuuuy largo, o por lo menos a mí me lo pareció. Aquí en este traté de plasmar la confusión de Yamada y Yuto, pero no sé si se verá muy claro. Creo que lo he mezclado todo mucho, pero no sé... vosotros diréis xD

¡Aquí está el capítulo nueve! ¡Douzo~~!




Capítulo nueve.








Ya acabada la tarde todos estaban en sus respectivas casas. Yamada recordaba algo extrañado la conversación que había mantenido con Yuto tiempo después de salir de la cafetería…


*Flash Back*



- Yuto… - susurró andando rápidamente detrás del nombrado, pero éste no detuvo su rápido andar. – ¡Yuto! – exclamó Ryosuke una vez que estuvo a la altura del menor, le cogió el brazo y le detuvo. El menor se giró mirando al castaño que le cuestionaba con la mirada. – ¿Se puede saber qué te pasa? Esa no es forma de tratar a tus amigos. – soltó su brazo una vez que vio que Yuto no tenía intención de caminar.

- ¡No puedo creer que Keito no me dijese nada de la relación que tenía con Hikaru-kun! – elevó el tono de voz sorprendiendo a Yamada, que miraba de un ojo de Yuto al otro incrédulo. ¿Tan molesto estaba por eso?

- Sabes cómo es Keito… seguramente le daría vergüenza, nada más. – trató de relajar un poco la situación. No entendía por qué Nakajima estaba tan molesto por eso, él también se acababa de enterar y no se lo había tomado tan mal.

- Tú no lo entiendes. – rodó la mirada del rostro de su novio, no podía mirarle, se sentía muy mal consigo mismo. – Keito me lo habría contado, somos muy amigos. Algo así me lo hubiese contado. – apretaba los puños que caían a ambos costados de él, parecía muy enfadado. Yamada seguía con la mirada incrédula, ¿tanto le había molestado?

- Pero no es para tanto. Yo también me acabo de enterar y no me lo he tomado así. – habló tratando de tranquilizarle. No quería que Yuto discutiese con Keito por ese asunto… él mejor que nadie sabía cómo era Okamoto.

- ¡No lo entiendes! – elevó el tono de voz realmente enfadado, sorprendiendo aún más a Yamada que no cabía del asombro. Parpadeó varias veces ante la incredulidad, era la primera vez en todos esos años que Yuto le levantaba la voz. – Yo le conté lo nuestro y él no me ha contado esto… me ha traicionado. – susurró eso último sin que Yamada llegase a escucharle, seguía apretando los nudillos de tal forma que sentía las uñas enterrarse en las palmas de las manos.

- Yuto… - susurró preocupado el más bajo. Tenía ganas de abrazarle, no sabía por qué, pero ahora mismo sus ojos percibían una imagen de un Yuto desprotegido, traicionado…

- Vamos, te acompaño a casa. – susurró el menor dando por finalizada esa conversación. Enterarse de eso le había dejado sin energías.

El camino a casa fue silencioso e incómodo. Era la primera vez que se sentía de esa manera al lado de Yuto. Varias veces en el trayecto le miró y se preocupó, parecía triste. Realmente apreciaba mucho a Keito para tomarse esa noticia así.




*Fin del Flash Back.*





Seguía recordando la conversación una y otra vez, incluso lo hablado en el bar, meditando qué podía haberle hecho sentir de esa manera a Nakajima. Pero nada le venía a la mente, reaccionar así… era demasiado desmesurado a su parecer. ¿Tal podía ser la traición de no contarle eso? A él no le parecía tan grave, siendo Keito era normal que se tomase su tiempo en contárselo.

Volvió a la realidad cuando escuchó como su móvil anunciaba un nuevo mensaje. Se sentó, ya que estaba echado en la cama, y lo cogió de encima de la mesa del escritorio. Miró quién se lo había enviado y sonrió al ver que era Yuto.

Siento el comportamiento de antes, he echado a perder la tarde…

Ensanchó la sonrisa al leerlo, sabía que Nakajima acabaría por pedirle perdón por ese comportamiento. Aunque eso también le había valido para conocerle un poco mejor, ya que le había mostrado una faceta de él que no conocía.

Tranquilo, no pasa nada.”

Por supuesto que no pasaba nada. Seguramente que le habría sorprendido tanto la noticia que no sabría cómo reaccionar y seguramente que la única manera que encontró era enfadarse. Ahora, podía comprender un poco ese comportamiento, aunque aún le parecía un poco excesivo. Pero así era Yuto, sentía cada situación al máximo.

Después de ese mensaje, llegaron muchos más, se pasaron toda la noche mandándose mensajes. Pero ya no hablaron más sobre ese tema, Yamada intuía que podía ser incómodo para el menor recordarlo, así que no sacó más el tema. Además, que ya no hacía falta pues había quedado zanjado.









Por otra parte, Daiki seguía dándole vueltas al asunto de Yamada y Yuto. No sabía si reír o llorar. Lo más lógico, y normal, era sonreír y aceptar la realidad. Pero en su interior se sentía traicionado, sabía que se había retrasado más de lo prometido, y que Yamada no podría depender de esa promesa toda su vida. Lo comprendía, lo entendía, incluso podía apoyarlo, pero su pecho se oprimía de solamente pensar lo que Hikaru le había confesado.

Apoyaba la decisión de Yamada de haber comenzado una nueva relación. Pues, si se ponía en la situación de Ryosuke, hubiese hecho lo mismo, sin saber cuándo llegaría, y ni si quiera si llegaría, ¿no podría aferrarse a la promesa verdad? Aún pensando todo eso, sentía unas enormes ganas de llorar. De no saber cómo reaccionar cuando los viese darse un beso, de verlos cogerse de las manos, de sonreír tontamente… no sabría si sería quién a soportarlo. Y lo peor era que era culpa de él, él le había arrojado a los brazos de Yuto. No podía echarle en cara nada a ninguno de los dos, ni a Yamada por volver a enamorarse, ni a Yuto por aprovechar la oportunidad que se le brindaba.

Aún así se sentía fatal, pues él no inició ninguna relación sentimental con nadie, y no fue por no tener ocasiones. Simplemente seguía amando a Ryosuke, le quería con todo su ser. Amaba cada faceta de él, desde la más chula, hasta la kawaii, pasando por la llorona. Le quería tal como era, pero esta vez había perdido. ¿Si le explicaba a Yamada el por qué de su partida, volvería a quererle?

Soltó una risita irónica.

Bobadas. Por supuesto que no, estaba enamorado de Yuto. Una simple explicación no haría que cayese de nuevo en sus brazos. Dio la vuelta en la pequeña cama, quedándose de lado, mirando la puerta cerrada.

Una pequeña y débil lágrima rodó por su ojo, partiendo la nariz en dos y cayendo al final, en el mullido colchón.

Había perdido.








En un apartamento lujoso, de un hombre soltero y algo adinerado. La habitación principal estaba sospechosamente cerrada. De la puerta salían algunas risas, de dos hombres, ocasionando alguna que otra duda. Dentro de la habitación Inoo y Takaki estaban los dos sentados en la pequeña mesa que había entre la cama y la gran televisión.

- Oh, por favor. – se quejó el moreno mientras se rascaba la cabeza algo desesperado. El otro simplemente sonrió incómodo, había chantajeado a Inoo para que viniese y parece que ahora el moreno quería marchar corriendo de allí. – ¿Cómo has conseguido llegar hasta cuarto de carrera? – le preguntó algo irónico al castaño que simplemente sonrió nervioso y desvió la mirada.

- ¿Por suerte? – respondió con otra pregunta, haciendo que el otro cayese rendido encima de la mesa. Takaki le miró intensamente, Inoo tenía los ojos cerrados y el fino pelo esparcido por la toda la libreta, donde había una hermosa caligrafía que Yuya se quedó mirando absorto. Inoo elevó la mirada al ver que el mayor no decía nada, se sorprendió de ver una mirada con un destello de adoración.

- ¿Qué pasa? – le preguntó después de un tiempo en silencio. Takaki salió de su ensoñación y le miró algo nervioso. Se rascó la nuca en un acto reflejo y mantuvo la sonrisa.

- Nada, simplemente pensaba “cómo se nota que eres pianista, todo lo que toca tus dedos es hermoso.” – expresó lo que justamente estaba pensando antes. Inoo puso una mirada de duda y el castaño señaló la libreta, concretamente la caligrafía. – Tienes una letra hermosa. – habló completamente absorto mirando la redonda, clara y precisa letra.

- Ahh… - se levantó de la posición en la que estaba y sonrió. – Supongo que es porque mis dedos son largos. – miró sus dedos blanquecinos y largos. A decir verdad, el profesor de caligrafía también se lo había dicho en varias ocasiones.

Takaki le cogió las manos para observar las falanges. Realmente eran largas y pronunciadas, además de delicadas. No parecían para nada unas manos de hombre, a comparación con las suyas eran mucho más femeninas. El castaño no se había dado cuenta de la incomodidad que reinaba en el cuerpo del menor, estaba absorto admirando los dedos de Inoo.

El menor miraba sorprendido el rostro moreno del mayor. Verdaderamente Takaki no se había dado cuenta de la proximidad de sus cabezas, pues al cogerle las manos se había apoyando en la mesa hacia adelante. Ambos cabellos casi podían rozarse y mezclarse.

- Sabes. – interrumpió la adoración del mayor que ni si quiera levantó la cabeza cuando inició la conversación. – Hace tiempo me gustabas. – se sinceró el moreno dejando perplejo a Takaki que ahora sí levantó la cabeza con los ojos abiertos. Inoo simplemente sonrió ante el asombro del menor. Sus rostros estaban muy cerca, para sorpresa del mayor que solamente ahora se daba cuenta de la cercanía de ambos.

Hubo un silencio sepulcral e incómodo, aunque solo era incómodo para Takaki, pues Kei se sentía liberado de habérselo dicho, había mantenido siempre sus sentimientos en secreto. Pues bien sabía que Takaki no le iba a corresponder, nunca le había dado mucha importancia a eso del amor.

- Valla… - exclamó sorprendido aún con las blanquecinas manos del moreno entre las suyas. No se esperaba esa confesión por parte del menor, aunque tampoco sabía a santo de qué le había dicho eso. – Tú también me gustabas. – confesó el también. Ya que Inoo había tenido el valor de decírselo, él también lo haría. Pues también le había gustado en el pasado.

- ¡¿También?! – preguntó con el tono elevando retirando sus manos de las de Takaki sorprendido. Nunca hubiese pasado por su mente que sus antiguos sentimientos fuesen correspondidos.

- Sí. ¿Tan raro es? – le preguntó divertido mientras apoyaba su espalda en la cama, aún sentado en el suelo. Sonrió al ver la expresión de incredulidad del menor.

- No… es que simplemente nunca pensé que te gustase. – habló aún con tono de asombro. Aunque Takaki podía notar cierto deje de emoción en sus palabras. Inoo miraba sus piernas que estaban cruzadas en forma de indio.

- Pues así era. ¿Por qué nunca me dijiste que te gustaba? – le preguntó el castaño algo curioso. Ahora se daba cuenta de que en el pasado él e Inoo podían haber mantenido una relación. Aunque sabiendo lo inmaduros que eran entonces, seguramente habría resultado mal.

- Pues porque pensé que no te preocupabas por esos temas. – habló mirándole de frente. Ahora sentía que tenía como una complicidad con Takaki, un secreto que solamente Daiki sabía, a quién se lo había contado en el pasado, dado que eran muy buenos amigos. – ¿Y tú? ¿Por qué no me lo confesaste? – preguntó él también curioso.

- Simplemente porque sabía que no tenía ninguna oportunidad contigo. – contestó totalmente sincero, sorprendiendo aún más a Inoo que le miró. ¿Qué no tendría una oportunidad con él? ¿En tanta estima le tenía?

- Ahora comprobamos que sí hubiésemos podido tener una oportunidad, juntos. – comentó divertido el menor, después ambos comenzaron a reír al notar la divertida situación que tiempo atrás se había dado.

Volvieron a la tarea de que el propietario de la casa, Takaki, mejorase sus estudios. ¿Y quién mejor que Inoo, uno de los mejores alumnos promedio de la universidad?






Los días pasaron rápidamente, ya había pasado una semana desde los varios acontecimientos. Volvía a ser sábado, para sorpresa de algunos, para anhelo de otros.

Había sido una semana difícil para Keito. Nakajima seguía hablándole normal, después del comportamiento extraño que había tenido con él el domingo anterior. Aún seguía siendo el mismo, tampoco se atrevió a sacar el tema ni a preguntarle por ello, sentía que no tenía que indagar más en el tema.

Suspiró mientras se dejaba caer en la cama bocarriba, estaba agotado, tener que aparentar delante de Yuto le cansaba, y mucho. No comprendía por qué no podía olvidarse de él, Yamada se había podido olvidar de Daiki, ¿por qué él no? Su historia era más sencilla que la de los otros dos, ¿por qué le costaba tanto arrancarle del corazón? ¿Sería por su enérgica sonrisa? ¿Por lo buena persona que era? ¿Por lo atento que era con él? ¿Por la estrecha amistad que tenían? Algo había que no le dejaba olvidarse de él, y le carcomía no saber el qué. Ya se había dado por vencido del todo, ¿por qué no podía dejar de quererle? ¿Tanto le gustaba torturarse? ¿Era masoquista?

Volvió a suspirar ante el último pensamiento. Sí, era un completo masoquista.







Yamada despertaba a causa del repetitivo sonido que emitía su móvil. Alargó la mano algo desganado, la noche anterior se había acostado tarde. Estaba cansado. ¿Quién podía llamarle a estas horas de la mañana? Sin mirar el remitente contestó con un leve “moshi-moshi”, no tenía ni ganas de hablar.

- ¿Yamada? – escuchó una voz que reconocería aunque se quedase sordo. Vale, muy exagerado. Pero era la voz dulce y enérgica de Daiki la que le hablaba, podría reconocerla bajo cualquier circunstancia.

- ¿Dai-chan? – el otro sonrió cuando le escuchó llamarle de esa forma. Hacía tiempo que no lo escuchaba, y ahora podía comprobar que seguía locamente enamorado de Yamada. Cosa que no traía nada bueno para su persona.

- Te llamaba para avisarte de que esta tarde hemos quedado todos. – escuchó la voz ilusionada de Arioka al otro lado de la línea. Instintivamente sonrió. Cerró los ojos disfrutando de esos momentos que eran solamente de ellos dos. Recordando viejas cosas que habían quedado guardadas.

- ¿Otra vez? – preguntó desganado mientras miraba el techo sonriente. Escuchó como el mayor contenía el aliento ante la sorpresa. Daiki no entendía el sentido de esa pregunta.

- Ryutaro me ha dicho que soléis quedar todos los sábados. – automáticamente respondió con lo que el moreno le había dicho minutos antes por un mensaje de texto. Yamada se alarmó, pensando que ya había metido la pata, que Arioka lo había descubierto todo.

- Ah, sí, sí. – se apresuró a contestar para que el mayor no atase cabos y llegase a la verdad. – Era solamente una expresión porque estoy algo cansado. Ayer no conseguí dormir bien. – atropelladamente contestó. Tenía miedo de que Daiki descubriese la verdad y que el resto se lo echase en cara por descubrirlos.

- ¿No pudiste dormir ayer? ¿Exámenes? – indagó el mayor tratando de alargar la conversación y poder hablar más tiempo con él, aunque sabía que sus intenciones estaba mal, no podía evitar hacerlo. Necesitaba escuchar su voz adormilada al otro lado del teléfono.

- Más o menos. – contestó dubitativo. No quería darle toda la información, no quería decirle que le había estado dando vueltas toda la semana al comportamiento de Yuto. Ya que sería algo descortés hablar de su actual novio con su ex novio.

Daiki notó que el menor no quería contarle más que eso. Así que no insistió. Sabía que Yamada podía molestarse si seguía indagando en el asunto.

- Bueno. Pues no le des más vueltas. Sabes que tienes que dormir. Dormir es lo primordial en esta vida. – aconsejó Daiki mientras sonreía al otro lado. Aunque Ryosuke no podía verle podía imaginarle perfectamente sonriendo como solamente él sabía. Con esos perfectos dientes blancos iluminando la hermosa sonrisa. Acompañada de esos vivaces ojos.

A su pensamiento volvieron las noches en las que hablaba horas y horas con Daiki. Que siempre le decía esa frase, recordándole que tenía que dormir siempre. Da igual en la situación que se encontrase. Que nada podría quitarle el sueño. Que tenía que ir “detrás” de ellos. Aunque qué se podía esperar de una persona dormilona.

Después de eso ambos colgaron y cada uno por su lado esperó a la tarde para poder pasar una agradable tarde en compañía de todos. Como en los viejos tiempos.

La hora acordada había llegado y ya casi todos se encontraban en el sitio citado. Pero como siempre faltaba Daiki, aunque también Inoo. Esperaron un poco más, ya que Daiki le había mandado un mensaje a Takaki diciéndole que ya se encontraban de camino.

Llegaron juntos, para sorpresa de algunos, ya que Daiki e Inoo vivían bastante separados. En el mismo barrio, igual que todos, pero distanciados.

- Lo siento. Pero es que Inoo-chan me visitó repentinamente y nos entretuvimos. – explicó Daiki una vez que llegaron, ambos fatigados por la carrera. Los demás sonrieron. Luego se encaminaron hacia la misma cafetería del sábado pasado. Donde le habían dicho a Daiki que se encontraban siempre.

Una vez que llegaron se sentaron cada uno en un sitio y pidieron. Bastante. Ya que tenían pensado pasar toda la tarde allí. Por suerte, Yabu tenía una tarjeta de descuento. Y también había ganado algunos “puntos” ya que había traído bastante clientela. Cosa que, seguramente, el encargado agradecería.

Hablaron de lo que habían hecho esa semana, de las clases, que pronto acabarían, ya que se acercaban las vacaciones de verano. Y de varios temas más.

- ¿Y por qué no alquilamos una casa estas vacaciones? – preguntó completamente ilusionado Takaki. Tenía ganas de pasar aún más tiempo con ellos, aunque en el fondo no quería convivir las 24 horas del día con cierta persona. No se veía capacitado para soportar tal nivel de vergüenza.

- ¿Por qué no? ¡Es buena idea! – exclamó Chinen igual de ilusionado que el mayor. Los demás meditaban la propuesta, analizando los pros y los contras. Aunque, claramente, había más pros que contras.

- ¡Yo me apunto! – habló enérgico Yuto también ilusionado por la idea. No había nada mejor para despejarse del estrés de las clases, que una buena escapadita con los amigos. Miró a Ryosuke ilusionado, tratando de convencerle, aunque tampoco había que hacer mucho para convencerle. Ya estaba del todo convencido.

- Me parece buena idea. – apoyó también Yamada dándole una sonrisa divertida a Nakajima que seguía mirándole para convencerle. Nada más que pronunció esas palabras su novio sonrió ampliamente demostrando su ilusión.

Poco a poco los demás fueron accediendo a la idea de Takaki. Aunque todavía faltaba uno por confirmar, e inesperadamente era Daiki. Parecía meditar muy bien la situación. No había dicho nada desde que el tema se había iniciado. Tenía una pose pensativa. Con la mano en la barbilla y el ceño fruncido.

- ¿Dai-chan? – le preguntó Hikaru ante la mudez del castaño. Todos le miraron preocupados y expectantes. Daiki elevó la mirada el escuchar su nombre y los miró a todos sorprendido. No esperaba encontrarse a todos mirándole fijamente. Sonrió para quitar hierro al asunto.

- ¿Si? – solamente ese monosílabo se le pasó por la cabeza. Además de que no entendía de qué estaban hablando, y menos que estaba pasando.

- ¿Te apuntas? – pregunto Yabu emocionado. Ya podía imaginar las anécdotas y las situaciones divertidas que vivirían todos juntos en una misma casa.

Daiki ante la pregunta meditó aún más la situación, sabía que era buena idea y que nada podía pasarle. Pero aún no lo sabía a ciencia cierta, tendría que preguntarle a su madre si podría ir o si le pasaría algo.

- Mmm… tengo que preguntarle a mis padres. – respondió después de que encontró una respuesta a su mar de pensamientos. El resto le miró sorprendidos, ¿preguntarles a sus padres? Pero si ya tenía 22 años… Arioka notó las miradas dudosas. – Es porque ellos me lo van a financiar, aún no trabajo y dependo de su dinero. – se inventó. Obviamente la verdadera razón no la diría, no sabía cómo se lo tomarían si lo contase. Seguramente estarían las 24 horas del día encima de él.

- Bueno, y si no, yo te doy el dinero. – habló completamente decidido Inoo para sorpresa de los demás. No era que Inoo no tuviese dinero, simplemente que era muy tacaño. Tenía que ser una ocasión muy especial para que Kei regalase o prestase algo a alguien.

Daiki sonrió ante el ofrecimiento de Inoo, ahora sabía que podía contar con él fuese lo que fuese. Estaba contento de tener a alguien así con él. Ahora se sentía mal por no contarle lo que le estaba pasando a él. Era como una traición de su parte.



La tarde transcurrió normal y tranquila. Como siempre, forjando recuerdos que seguramente más adelante añorarían. Ahora que estaban todos juntos de nuevo, podían pasarlo como antiguamente. Recordar los acontecimientos del pasado sin que nadie se extrañase. Pues todos se conocían lo suficiente, para comprender cualquier situación.

En medio de la tarde, de camino al karaoke, Inoo interceptó a Daiki y le dijo que luego tendría que ir a su casa a contarle una cosa. Ante esa revelación Arioka estuvo dándole vueltas toda la tarde. Tan pensativo estaba que Yamada se dio cuenta.

- ¿Qué pasa Dai-chan? – preguntó una vez que estuvo a su lado. Quedaron un poco atrás, ya que Arioka al ir ensimismado había bajado el paso. El nombrado elevó el rostro sorprendido de escuchar su nombre.

- ¿Eh? ¿Por qué lo preguntas? – arrugó un poco en ceño en signo de duda ante la interrogante de Ryosuke. El menor sonrió ante la distracción de Daiki.

- Te has quedado atrás y pareces pensativo. – el mayor abrió los ojos sorprendido ante lo observador que era Yamada. Bueno, siempre estaba pendiente de que los de su alrededor estuviesen bien.

- Nada. Simplemente algo que me dijo Inoo-chan. – le restó importancia al asunto. Miró al susodicho que hablaba animadamente con Hikaru, seguramente tonterías. Como siempre que se juntaban ellos dos. Y cuando se juntaba Yabu con ellos, era aún peor.

Yamada pensó que Daiki e Inoo debían ser muy amigos. Tan amigos que ambos habían venido juntos al encuentro de esa tarde. Tan amigos que Inoo sabía dónde vivía Arioka y había estado en su casa. Cosa que él ni sabía, ni había hecho.

- Menos mal. Me tenías preocupado. – sonrió relajado el menor. Arioka se quedó anonadado mirando esa hermosa sonrisa. Hacía tiempo que no la veía. Y deseaba, desde hace mucho, volver a verla y ser él el causante de ella. Sin ninguna duda, aún amaba a Ryosuke. Sonrió inconscientemente él también.

Súbitamente las palabras de Hikaru volvieron a su mente. Torturándole. Recordándole que ahora Yamada tenía a alguien en su corazón. Bajó la mirada ante ese pensamiento. Pero rápidamente se recompuso para que Ryosuke no le volviese a preguntar.

- Ya me he enterado que estás saliendo con Yuto. – susurró lo suficientemente alto para que el otro se enterase. Algo en su interior quería decirle a Yamada que ya lo sabía. También quería saber qué reacción tendría el menor. Miró atentamente el rostro del castaño. Examinando cada minúscula expresión que hiciese. Tratando de descifrar cada reacción.

El menor abrió los ojos sorprendido, a la vez que abría ligeramente la boca. Pestañeó un par de veces ante la incredulidad. ¿Cómo se había enterado? Muchos pensamientos pasaron por su mente. Muchas sensaciones azoraron su corazón. Miedo, enfado, tristeza, sorpresa, incredulidad. Muchas preguntas demandaron su cabeza. Algo dentro de él quería explicarle, excusarse, decirle que aún no le gustaba Yuto del todo. Pero al minuto siguiente, los rechazó. Ya no tenían nada. Estaba en todo su derecho a tener una nueva relación. Seguramente que Daiki habría mantenido alguna relación. Y seguramente que ahora estaría enamorado de alguien más.

- ¿Cómo lo has sabido? – sonó con algo de reproche. Él se había ahorrado darle cariños a Yuto delante de Daiki, por respeto al pasado que compartían. Pero aún así no había servido de nada. Se había enterado igualmente. Sentía que sus esfuerzos no habían servido de nada. Un momento. ¿Se estaba escondiendo de Daiki?

- ¿Es que lo estabais ocultando? – habló algo divertido para que el menor no notase la tristeza de su voz, que sabía que no podría disimular hablando de este tema. – Es obvio. – no quería delatar a Hikaru.

Estuvieron unos momentos en silencio. Cada uno con sus propias emociones. Caminaban uno al lado del otro. Sin conversación. Incómodos.

- Me alegro de que hayas encontrado a alguien más. – comentó el mayor interrumpiendo el incómodo silencio que se había formado. Yamada le miró a la vez que se paraba de golpe. Daiki hizo lo mismo y ambos se miraron de frente. Enfrentándose. Mirándose fijamente. Transmitiendo lo que en ese momento sentían.

Yamada podía percibir falsedad en la mirada de Daiki. Arioka podía percibir incredulidad en la mirada del menor. ¿Por qué el ser humano se esfuerza en hacer, decir, lo que uno no siente o piensa?

El castaño tenía unas enormes ganas de reprocharle la falsedad. Porque sabía que Daiki no sentía eso. Aunque en un punto de su castaña mirada podía percibir algo de sinceridad. Le disgustaba ese torbellino de emociones que sentía. Quería reprocharle todo. Echarle en cara el haberse ido, el que tardase en volver, sus meses de sufrimiento, sus noches en vela, sus tormentosos recuerdos… pero no podía. No podría pedirle nada. Al contrario, quería agradecerle los momentos vividos. Pero tampoco podía. Eran un cúmulo de cosas que no le dejaban actuar.

- Gracias. – simplemente contestó. No quería seguir con el tema. Así que continuó el andar y no le importó si Daiki se quedaba atrás con la mirada baja. Ahora mismo en su interior no había nada claro. No podía decir o hacer algo si no tenía la certeza de que era lo correcto. Y ahora, todo estaba nuboso, gris.

La tarde siguió incómoda para cuatro personas. Dos eran Yamada y Daiki. La conversación anterior había creado una cierta distancia entre ellos. Daiki creía que había hecho lo correcto al felicitarle. Tenía la intención de quitarle un peso de encima al castaño para que no se sintiese incómodo cuando los tres coincidiesen. Pero parecía que había metido la pata.

Yamada no comprendía su actitud. Ahora una decepción inundaba su ser. Se sentía decepcionado, aunque aún no sabía el por qué, simplemente sabía que así se sentía. Tal vez, y sólo tal vez, quería encontrar celos en la actitud de Daiki. Pero eso no era comprensible, pues él no sentía nada por el mayor. Tal vez fuese el enterarse de que Arioka ya no sentía nada por él. Que su historia ya no podía ser nunca más.

Las otras dos personas eran Takaki e Inoo. Ambos se sentían incómodos cada vez que se miraban. No sabían si sonreírse o hablarse como normalmente hacían. Porque claramente nada era igual ahora. Había sucedido algo que giraba el curso de su amistad.









La noche había caído y con eso la separación del grupo. Cada uno se iba por su lado. Con diferentes emociones. Takaki e Inoo iban relajados y tranquilos, pues la tormentosa tarde ya había acabado. Ya podían relajarse completamente, bajar la guardia.

Daiki e Inoo llegaron a casa del primero. Se pusieron cómodos en la pequeña sala de estar que había. El apartamento era pequeño, perfecto para el menor. Que ya era pequeño de por sí. Inoo miró todo el sitio fijamente examinando. Aunque horas antes había estado ahí no le había dado tiempo a mirar.

- No seas curioso, Inoo-chan. – regañó el menor mientras sacaba un poco la cabeza de la cocina y le miraba fijamente. El moreno simplemente sonrió divertido. Daiki podía llegar a conocerlo muy bien. – ¿Quieres té? Lo tengo frío. – preguntó. Inoo simplemente dijo un sí y el menor sacó una jarra fría y dos vasos.

Ambos se sentaron en la pequeña mesa que había entre el sofá y la televisión. Se sentaron en la mullida alfombra que tenía algo de pelo. Daiki sirvió el té y ambos le pegaron un gran sorbo. El calor empezaba a agobiar y necesitaban ese trago frío para regular la temperatura.

- Me he acostado con Takaki. – soltó la bomba Inoo. Daiki casi escupe el líquido que tenía en la boca a causa de la impresión. Tragó a duras penas y luego tosió ante el atragantamiento. Miró a Kei que tenía la mirada gacha y un pequeño sonrojo coloreaba sus mejillas.

No podía creerse lo que acababa de escuchar… 



*Fin del cap.9*


Espero que el final os deje intrigados! *3*
Como veréis muchas cosas van abanzando, Yuto está confundido, Daiki apoya la relacíón Yamajima causando una gran confusión en Yamada y... El takano! >.< 
 ¡Me encanta! Creo que la historia está quedando bien ¿no? 
También se ve un poco algo sobre lo Daiki... pero no lo quiero revelar hasta más adelante... *3*

¡Espero que os haya gustado! >.<
 

jueves, 8 de agosto de 2013

[One-shot] Amigos. [Daichii]

Bueno pues aquí traigo un one-shot de una pareja que le había prometido a Pao-chan. Sé que no es muy largo, pero me parecía más largo que un drabble. Así que como en drabble no cuenta, lo pongo en one-shot. Espero que les guste.










Amigos.


Pareja: Daichii [Arioka Daiki&Chinen Yuri]
Extensión: One-shot.
Género: Shounen-ai.
Dedicado a: Pao-chan <3
Nota: Bueno, creo que era un Daichii ¿no? Es que ahora mismo lo estoy dudando un montón.... xD Yo creo que sí. Y si no lo es me lo recuerdas  y te hago otra historia con la pareja que era xD Sukiii <3
Autora: Mimi-chan.




*Capítulo único*




Llevaba un tiempo notándole raro, no sabía en qué aspecto pero así lo percibía. Quería preguntarle, pero no sabía cómo. Estaba claro que algo le pasaba. Y más con él. Con el resto podía ver que no había habido ningún cambio. Pero con él era todo distinto. Siempre estaban uno detrás del otro para hacer tonterías. Había sido siempre, y así tendría que seguir. Pero algo le había pasado Daiki que había cambiado de la noche a la mañana su trato con él. Y eso le tenía muy preocupado. Pues pensaba que se debía a algo que había hecho él.


- Vete y pregúntaselo. – interrumpió Yuto los comederos de cabeza del pequeño. Éste le miró sorprendido. ¿Qué tontería era esa? No podía preguntarle así sin más, tenía que haber una conversación previa.

- No es tan sencillo. – respondió Chinen mirando al susodicho hablar con alguien a través del teléfono. Tocaba la pantalla rápidamente, mostrando la agilidad que tenía al escribir.

- Yo no veo tanto problema. – suspiró cansado de esa historia. Comprendía la preocupación del bajo, pero no entendía la tardanza de Yuri por solucionar el problema. – Estás esperando a que las cosas vuelvan a ser como antes. Y sabes que eso no pasará. – se estiró en la silla. La práctica anterior le había cansado. Por lo hablar que seguían con el mismo tema desde hacía dos semanas.

- Sabes cómo es Dai-chan, tiene temporadas. – más para convencer a Nakajima, era para convencerse así mismo. Bajó la mirada fijándola en los pies. Sabía que Yuto tenía razón, pero le daba vergüenza tratar ese tema con Daiki. Iba en contra de su personalidad.

- ¿Y ésta no se está alargando demasiado? – su tono cansado seguía presente en la voz. Chinen asintió. Ya hacía dos semanas que casi no se hablaban, si no llegaba a ser por los conciertos casi ni hablarían. – Afróntalo, hasta que tu no vayas, no se va a solucionar. – se levantó para no tener que seguir con el tema.

Chinen miró la espalda de Yuto alejarse. Tenía toda la razón. Había que aclarar ese tema, sabía que había hecho algo y tenía que pedirle perdón. Pero el orgullo le decía que era Daiki el que tenía que volver a él. Él se había alejado, él tenía que venir. Así de simple. Pero no podía seguir así más tiempo, Daiki era una parte fundamental en su vida diaria. Necesitaba hablar con él aunque fuese diez minutos para tener un día completo y pleno. Desde que no se hablaban estaba más hostil e irascible.

Lo había decidido. Esa tarde después del ensayo aclararía las cosas con él. Le daba igual el resultado, incluso si acaban peor, pero por lo menos sabría qué pasaba.



La práctica concluyó con el cansancio de la mayoría. Había sido una jornada intensa, cambiando varias cosas de los conciertos, marcando más los pasos, añadiendo gestos… bastante ajetreada. Todos salieron duchados y hablando alegremente. La ducha los había dejado como nuevos a la mayoría.

Fuera de los vestuarios Chinen esperaba, moviendo el pie impaciente, a Arioka que se estaba demorando bastante. Le esperaba al lado de la puerta apoyado en la pared. Tenía algo de nervios, pues sin duda se dirían varias cosas y no sabía cómo acabaría el asunto. Pero tenía que hablarlo con él, ya lo había alargado demasiado.

Se irguió cuando escuchó el pomo de la puerta abrir. Y le sonrió lo más natural posible para que el mayor no sospechase nada. El otro abrió los ojos sorprendido de encontrarle ahí. Sin duda, no se lo esperaba.

- ¿Chinen? – detuvo el paso y quedó agarrado del pomo. Tampoco el bajo le había dado espacio para más. Impidiendo así que el mayor le diese por desviar el tema y marcharse.

- Tenemos que hablar, Dai-chan. – sentenció. Daiki tragó saliva. Sabía lo que venía ahora. Yuri le echaría en cara el distanciamiento y él tendría que explicarle las cosas.

- Pues habla. – intentó sonar lo menos nervioso que pudo, pero no lo consiguió. No quería hablar de esto y menos con Chinen. Él era la persona con quien no quería tratarlo. Pero estaba claro que esta conversación llegaría tarde o temprano. Y era un iluso si pensaba que no sería así.

- ¿Por qué ya no hablas conmigo? – arribó el tema de frente, sin rodeos. No tenían tiempo para andar perdiéndolo. O así pensaba Chinen. Ya habían perdido bastante, como para perder más.

- No es que no quiera hablar contigo. – soltó la puerta porque le resultaba patético seguir cogido al pomo. Miró de frente a Chinen, no quería perderse ninguna facción que hiciese. Aunque ahora le estaba costando bastante, estaba nervioso.

- Entonces, ¿por qué? – simplemente preguntó apretando los puños a ambos costados. Sentía impotencia. No comprendía la situación, de cómo de un día para otro habían dejado de hablarse. Quería saber qué había pasado para llegar a esta situación. – ¿Qué he hecho para que no me hables? ¿Te he dicho algo que te molestase? ¿Me odias? ¿Te caigo mal? – bombardeó a preguntas.

Daiki desvió la mirada incómodo. No quería decirle el verdadero motivo, pero intuía que acabaría diciéndoselo. Parecía que Chinen no estaba por la labor de irse de allí sin el verdadero motivo. Se mordió el labio inferior por el nerviosismo de la conversación.

Yuri miraba expectante el rostro de Daiki. Tratando de descifrar en su mirada algo, algo que le dijese que estaba en lo cierto. Porque si no, no comprendía el por qué de esto. Se estaba molestando, Arioka llevaba un tiempo en silencio y parecía no querer contestarle. Pero no se iría de ahí sin una explicación.

- ¡Simplemente quiero saber por qué! – gritó impaciente. Daiki no iba a contestarle, y se lo sonsacaría aunque fuese a gritos. El otro se asustó por el inesperado tono de voz. – ¡Dime qué he hecho y lo arreglaré! ¡Pero si te quedas en silencio no sabré nada! Si es algo que he dicho, o algo que hago, o que me meto mucho contigo, o… ¡yo qué sé! ¡Pero dime algo! – Chinen seguía vociferando, sacando de quicio al mayor.

- ¡Me confundes! – gritó el también, interrumpiendo otro grito que iba a salir de la garganta del menor. Yuri abrió los ojos sorprendido, no se esperaba el grito de Daiki. El otro seguía mirando a otro lado incómodo. Ya se lo había dicho.

- ¿Qué? – preguntó confuso el menor. ¿Qué le confundía? ¿Qué quería decir eso? No lo entendía.

- Pues eso… – susurró mordiéndose aún el labio inferior. Bajo toda costa no quería decírselo, pero otra parte de él le empujaba a desahogarse y contárselo. – He conocido a otra persona. Pero no la puedo llegar a conocer del todo porque tú estás alrededor… – volvió a susurrar haciendo que el moreno abriese aún más los ojos.

- ¿Te molesto? – seguía sin caber del asombro. Pero por lo menos Daiki ya le estaba contando el verdadero motivo. Aunque no entendía, le escucharía.

- No es eso. – Chinen y su manía de sacar las cosas fuera de contexto. Suspiró derrotado. – No puedo dejar de pensarte. Quiero conocer a otra persona y no puedo porque no sales de mi mente. Siempre tengo que estar pendiente de ti, siempre quiero saber cómo estás, qué te pasa… Y así no hay manera de comenzar una relación. – explicó tratando de que Chinen entendiese lo mejor posible. Aunque poco podía hacer porque no se entendía ni él mismo.

- ¿Y qué quieres que haga? – preguntó convencido a tratar de arreglarlo. Ahora sabía que si Daiki no podía iniciar una relación amorosa era por su dependencia. Además de que la idea de que Arioka tuviese pareja le resultaba odiosa. Eso de tener que compartir a Daiki con un extraño le quemaba el pecho, hasta el punto de querer llorar.

- No tienes que hacer nada. Ya es muy tarde. – por primera vez en todo el tiempo que llevaban hablando el mayor elevó la mirada y la fijó intensamente en Chinen. Consiguiendo que el menor se sonrojase sin saber por qué. – Me he enamorado de ti. – sentenció.

El sonrojo del moreno aumentó aún más. Abrió los ojos a la par que la boca. ¿En serio le acababa de decir eso? ¿No estaba soñando? ¿Daiki se le acababa de confesar? Ahora el verdadero motivo de la distanciación no le importaba, solamente quería volver a escuchar esas palabras.

Sonrió teniendo clara la respuesta que le iba a dar.



*Fin*


Sí lo sé, final abierto xD Pero quería probarlo una vez en mi vida xD
Espero que les haya gustado.
Mimi-chan desta~!

jueves, 1 de agosto de 2013

Only you. [Capítulo ocho]

Bueno aquí les traigo el capítulo ocho. Viendo lo visto y que en el capítulo diez quedan muchas cosas inconclusas (por que ya voy por el principio del capítulo once...) y que todavía da para más la historia... no sé en qué capítulo acabará. No quiero pensar que llegue a los veinte... porque sería muy largo ¿no? O por lo menos a mí me lo parece. Desde un primer momento tenía todo montado,  no sé cómo es que me está llevando tantos capítulos xD Aunque a algunos diez les parezca poco... a mí me parece una barbaridad xD Y más para una historia que en un primer momento iba a ser "mini-serial" xD

Pero aún así, como me está gustando escribir esta historia no me molestaría que llegase a los quince o dieciséis capítulos :3 Así o llenaré de Ariyama *3* Aunque de momento no haya mucho... u_u'

¡Espero que les guste~!




Capítulo ocho.







Todos se giraron sorprendidos cuando escucharon a Inoo decir tales palabras. Al principio alguno que otro soltó una pequeña sonrisa, pues era prácticamente imposible que Daiki estuviese ahí. Pero conforme giraban el rostro, notaban que Daiki estaba ahí, a unos pasos de ellos.

Todos estaban sorprendidos, asombrados, no se lo creían… ¿realmente Arioka estaba ahí? El primero en reaccionar y salir de su asombro fue Takaki que se levantó a saludar al pequeño que seguía correspondiendo al fuerte y asfixiante abrazo de Inoo. Una vez que éste le soltó, Takaki le dio un caluroso abrazo en signo de bienvenida. Y poco a poco así fueron todos, abrazándole, diciéndole “okaeri” y él respondiendo “tadaima”.

Yamada aún no reaccionaba, ¿realmente estaba delante de él? ¿Cuánto tiempo había esperado por esto? ¿Y ahora no se movía? Le temblaban las manos, y podía apostar que las piernas también. Sabía que como se levantase sus piernas flaquearían. Miraba sus manos temblar, las apretó en un intento de parar el tembleque. Cerró los ojos y respiró hondo, dándose valor para saludarle, pero estaba muy nervioso. Ansiaba tanto verle que no sabía cómo actuar, tampoco qué decir ni de qué hablar. Tenía tantas preguntas, quería saber todo lo que había hecho, pero si ni si quiera podía saludarle, ¿cómo se lo iba a preguntar?

Sintió como alguien le cogía del brazo y lo levantaba, posicionándole de pie. Abrió los ojos cuando notó unos brazos rodearle la espalda en un cálido abrazo, sintió una calidez y ternura no sentida hace tiempo. Una calidez que le transportó a años pasados, a un pasado que compartía con esa persona que le estaba abrazando.

Se aferró a ese cuerpo que hacía tanto tiempo quería sentir, lo apretó tan fuerte como lo sentía en su pecho, cerró los ojos para tratar de inmortalizar en su mente la sensación de volver a tocarle. Aún con los ojos cerrados sintió como sus ojos se llenaban de agua, mientras más apretaba sus brazos, sintiendo como Daiki también estrechaba más el contacto. Ya no había nada de espacio entre ambos cuerpos, no había sitio para el aire tampoco.

- Quería verte, Yamada. – susurró Daiki en su oído.

Nada mejor que escuchar su voz de nuevo, esa voz que no había cambiado nada, tan pura y dulce, tan enérgica y chillona… esa voz que hacía tiempo soñaba con volver a escuchar. Esa voz que tanto había querido, amado y escuchado. Sus ojos seguían llenándose de agua, pero la contendría, no quería llorar, no delante de todos ellos.

- Has tardado, baka. – reprochó con la voz quebradiza, sabía que tarde o temprano rompería a llorar, pero no quería, aguantaría, y una vez que llagase a casa lloraría, pero de felicidad de poder verle. Pero ahora no, tenía una vergüenza enorme de llorar delante de todos ellos, tampoco quería llorar delante de… Yuto. Yuto, era verdad, ¿cómo se sentiría al verle aferrarse de esta manera al cuerpo de Daiki?

Se separó del Daiki, ya estaba bien, ya tendrían tiempo de hablar las cosas, pero ahora solamente pensaba en Yuto. Debía sentirse fatal al ver a su novio aferrarse al cuerpo de su ex. Una vez que se separaron miró el rostro de Arioka para saber si había cambiado en algo, pero se sorprendió al ver el mismo rostro que cuando se había ido. Puede que con las facciones un poco más maduras, pero poco más. Vio la hermosa sonrisa del mayor implantada en ese aniñado rostro, y sonrió también. Feliz de saber que Daiki no había cambiado nada.

- ¡Realmente no puedo creer que estés aquí! – exclamó Inoo colgándose de los hombros de Arioka, quien le miró contento. Él tampoco creía que volvería tan pronto, pero había vuelto, no para siempre pero… se quedaría algún tiempo.

- Pues aquí estoy, Inoo-chan. – sonrió contento de notar que la personalidad de su mejor amigo no había cambiado mucho. Miró contento el rostro radiante de Inoo que sonreía con los ojos cerrados. Le revolvió el largo pelo negro. – No te pongas sentimental. – dijo al ver que los ojos negros del mayor se aguaban un poco.

- Siéntate que nos tienes que contar mucho. – habló contento Chinen de volver a ver a su compañero de travesuras.

Daiki los miró uno por uno, sonriendo de volver a ver esos rostros. Realmente pensaba que no los volvería a ver nunca o, que cuando los viese, cada uno ya tuviese su vida formada y no tuviesen tiempo para él. Pero no, en todo este tiempo se habían mantenido unidos y formando una piña, como siempre.

- Vale, vale. – dijo al ver que Inoo le empujaba en dirección a los sillones como metiéndole prisa, mientras los demás le veían con rostro ansioso y feliz. Miró a Yamada que seguía con la misma sonrisa de antes, pero con un toque en el rostro de incomodidad, no entendía muy bien qué pasaba.

Una vez sentado comenzó a relatar su vida lejos del barrio, habló de su universidad, de su último año de instituto, de sus amistades, de sus hobbies, del club al que se había apuntado… todo, lo contó todo. Menos el principal motivo por el que se había tenido que ir, y por el que se tendría que volver a ir dentro de unas semanas.

- Pero bueno, aquí no intereso solamente yo. – interrumpió la charla que se había formado con una de sus respuestas. Los miró a todos sonriendo. - ¿Qué tal habéis estado? – preguntó ensanchando la sonrisa.

Todos contestaron a la pregunta y se pusieron a hablar de los temas que habían hablado antes. Todos reían y participaban en las conversaciones, el único que había estado algo ausente había sido Yamada, que seguía dándole vueltas al tema de cómo se sentiría Yuto, luego se lo preguntaría y tendrían una charla. Porque él claramente quería retomar la amistad que había tenido con Daiki, pero no sabía si eso iba a incomodar a Yuto, porque el menor seguía empeñado en que seguía enamorado de Arioka, cuando no era así.

- Me alegro de que aún sigáis siendo amigos. – comentó repentinamente Daiki haciendo que se crease un silencio entre los demás. – Pensé que cada uno tendría su vida, que cada uno iría por su lado, pero no, me equivoqué. Seguís igual a cuando me marche. Realmente estoy contento. – complementó con una enorme sonrisa que causó incomodidad y nerviosismo entre el resto que se miraron unos a otros como buscando la manera de decirle a Daiki que estaba en lo cierto.

- Por supuesto, ¿qué pensabas? – interrumpió Ryutaro el sepulcral silencio que se había formado, ya que Daiki se estaba comenzando a dar cuenta de que había metido la pata al decir eso. Ahora lo menos que querían era decirle a Daiki que era una farsa, no querían romper esa burbuja de felicidad que había creado el recién llegado.

Continuaron hablando, pidieron otra ronda de bebidas con algún que otro aperitivo, querían pasar las horas charlando, comentando todo, recordando el pasado, las trastadas, enfados, riñas… todo. Porque por fin estaban todos juntos, por fin podían recordar plenamente esos días donde todo era alegría, dónde no les preocupaba nada, simplemente disfrutaban el momento. Y querían volver a ellos, aunque sabían que era algo difícil.

Tristemente llegó la hora de la despedida, aunque no querían irse tenían que hacerlo, sus respectivas familias se preocuparían. El tema de dónde se quedaría Daiki era algo que les preocupaban porque según había dicho el susodicho venía él solo, su familia se había quedado en donde residían. Aunque éste les había dicho que había alquilado un apartamento cerca del barrio, los demás estaban preocupados igualmente.

Cada uno se fue por su lado comentando lo sucedido esa tarde. Daiki sonreía en el trayecto contento de volver a reencontrarse con sus amigos, aunque se sintió mal ocultarle el motivo principal de su partida al igual que su marcha nuevamente dentro de unas semanas, pero no quería verlos tristes, aunque algún día tendría que contarles la verdad. Pero aún así, estaba contento, ahora no había espacio en su mente para pensamientos tormentosos.





El día siguiente amanecía tranquilo, pues era un domingo caliente, uno de esos días calurosos que esperabas con ansia y que eran los que más disfrutabas, con esa inseparable brisa fría que estremecía de vez en cuando el vello de los brazos.

A Yamada aún le rondaba el tema de Yuto por su mente, haciéndole preocuparse más de lo normal. Consiguiendo que en toda la mañana no dejase de pensar en el menor, meditando diferentes formas de tratar el tema, pues no quería que al sacar él el tema, Nakajima pensase que aún albergaba sentimientos por Daiki. Simplemente le tenía un gran cariño pero nada más que eso.

Decidió llamarle y quedar esa misma tarde para tratar el tema. Tenía que preguntarle a Yuto todas las dudas que tenía, y sabiendo cómo era el menor las resolvería encantado y seguramente que con un toque de humor y despreocupación. Suspiró relajado después de colgar al menor que accedió encantado a salir a dar una vuelta con él.

Ahora quedaba prepararse mentalmente para afrontar ese problema. Porque aunque pareciese una tontería, para él era algo serio, pues hacía tiempo que no estaba en una relación estable, además de que el temor del principio aún no se le había pasado del todo, temía perder a Yuto por sus raras ocurrencias y sus vueltas de cabeza. Pero si apreciaba a Nakajima tenía que tratar este tema de frente, porque si al menor le sintiese mal se contendría a la hora de tratar a Daiki.

Su nerviosismo se incrementó conforme daba más vueltas al mismo asunto.



Yuto seguidamente de colgar la llamada con Ryosuke le mandó un mensaje a Keito para informarle de sus progresos con el mayor. Aunque no sabía el dolor que le causaba a Okamoto, simplemente se sentía en la necesidad de contarle todo a Keito, como si necesitase hablar con él todos los días varias veces diarias.

Esperó impaciente la respuesta del mayor, estaba ansioso por saber lo que éste diría, aunque no sabía por qué, pues no era la primera vez que trataban este tema. Es más, Okamoto era su consejero para todo, podía llegar aún más del nivel de Yamada, pues lógicamente Ryosuke hasta hacía poco no sabía nada de los sentimientos que albergaba él hacia su persona. Mientras que a Keito fue al primero en contárselo.

Su teléfono sonó avisándole de que la tan ansiada respuesta había llegado.


Entonces puede que nos veamos porque he quedado con Hikaru-kun para tomar algo.


Abrió los ojos sorprendido al leer eso, ¿con Hikaru? ¿Los dos solos? Como… ¿en una cita? ¿Tendrían algo esos dos? Era imposible, pues se habían visto ayer después de tres años. Arrugó el ceño algo molesto, se sintió reemplazado. Como si Keito le hubiese cambiado por Hikaru, y eso le mosqueaba bastante, más de lo él pensado.


Oooh… ¿en plan cita? ¿Los dos solos?


Su enfado iba en aumento conforme esperaba la respuesta, estaba tardando mucho… o eso le parecía a él. ¿Por qué tardaba tanto? ¿Qué estaba pensando? A lo mejor no se atrevía a decirle que salían en secreto.

Se mordió el labio inferior molesto ante el último pensamiento, ¡era imposible! ¡Keito no podía tener una relación con Hikaru! ¡Era impensable! ¡Hacía años que no se veían! Bueno, Keito nunca dijo que se hubiese dejado de tratar con alguno de ellos…

La melodía del teléfono sonó interrumpiendo sus cavilaciones que ya le estaban levantado dolor de cabeza.

No es lo que te piensas. Pero más importante, asegúrate de escuchar bien lo que Yama-chan te tenga que decir.

Era cierto, tantas cavilaciones y se había olvidado de su cita con Ryosuke. ¿Por qué le había preocupado tanto el tema de Hikaru y Keito? Era absurdo, ellos podían hacer lo que quisiesen, pues eran dos personas sensatas. Aún así no se quedó contento con la respuesta de Keito, quería volver a preguntarle, que le contase qué se traía con Hikaru, pero se estaba empezando a asustar, parecía algo… celoso y eso era imposible.




Por otra parte Keito estaba extrañado de lo seco que había parecido Yuto en ese mensaje, haciéndole preguntarse si se había enfadado por no haber mostrado interés en el tema de Yamada. Pero le resultaba doloroso tener que tratar ese tema con Nakajima, aunque sabía que tenía que olvidarse del menor aún no lo había conseguido, le estaba resultando muy difícil.

Por eso había recurrido a Hikaru, antaño habían sido muy amigos, confidentes el uno del otro. Aunque el mayor se metía mucho con él sabía que en el fondo podría recurrir a él para todo, y eso pasó cuando esa mañana Hikaru le mandó un mensaje diciéndole qué si necesitaban hablar, que le había notado algo extraño cuando hablaron del tema amor ayer por la tarde. Yaotome era el único que conocía todas sus expresiones faciales. Pero bueno, la quedada de hoy por la tarde también serviría para hablar de diversos temas. Además de conseguir despejar un poco los pensamientos.




Chinen por su parte intentaba hacer los deberes que le habían mandado en el instituto, con el tema de la reunión no había tenido tiempo. Aunque ahora también le estaba resultando complicado concentrarse en los estudios, Ryutaro le rondaba por la mente. Sabía que no debía estar pensando en él, pero era completamente inevitable no hacerlo.

Las palabras dichas ayer por el menor no hacían más que torturarle. Ciertamente el moreno no había dicho nada, tenía que reconocer que Morimoto hábilmente había desviado el tema, cosa que tendría que agradecerle. Porque sabía lo persistentes que podían llegar a ser Hikaru y Yabu, y cuando se juntaban en un mismo cometido era aún peor.

Dejó caer el lápiz encima de su libreta algo enfadado al no poder quitarse al menor de su mente. Desde la secreta quedada de ellos dos no se lo había podido sacar de la cabeza, recordando momentos, sensaciones. Reviviendo sentimientos que creía haber desechado, pero estaba confundido, el ver de nuevo al menor habían aflorado de su interior, haciéndole sentir mal, pues él no quería volver a caer en las garras de Morimoto. Si antes era poco influenciable, ahora lo sería mucho menos.

- ¡Aaaaah! – revolvió frenéticamente su cabello mientras dejaba escapar ese leve gritillo de frustración. No se podía permitir pensar más en el menor, no, debía evitarle a toda costa.



La hora de la cita de Yamada y Yuto llegaba, consiguiendo poner nervioso al mayor. Aunque realmente no era de importancia, pero tenía algo de nerviosismo al no saber cómo afrontar esta situación, de cómo poder decirlo sin que el menor pensase que aún sentía algo por Daiki. Se limitaría a explicarlo como mejor supiese, ya después Yuto lo pensaría como fuese.


Habían quedado en la estación, algo absurdo teniendo en cuenta que vivían cerca, pero querían mantener viva la chispa de la espera en la cita. Además de que ya lo habían hecho en la primera cita y esta no sería diferente. Como de costumbre llegó Ryosuke el primero, esperando como unos cinco minutos por el menor. Esa mínima espera hizo que su nerviosismo aumentase considerablemente, pensamientos como “se lo intuye, por eso no viene” pasaron por su mente fugazmente. Le sudaron las manos, ¿cómo era posible ponerse tan nervioso? ¡Por dios! ¡Tampoco era para tanto! Comenzaba a pensar que estaba siendo muy exagerado. Se pasó la mano por la frente ya que también le sudaba, sí, efectivamente, estaba siendo muy exagerado…

- ¡Yama-chan! – llamó alguien detrás de él sobresaltándolo y haciendo que se girase en dirección a la voz. Inhaló aire y le sonrió, verle correr hacia él sudado y algo intranquilo, le hizo relajarse. Ahora, sabía que Yuto no se enfadaría y le comprendería.

- ¡Llegas tarde! – dijo una vez que estuvo Nakajima delante de él respirando agitadamente y como siempre, se permitió ser consentido con Yuto. Éste tenía las manos apoyadas en las rodillas, mientras miraba al suelo con la espalda en paralelo a éste.

- Lo… siento. – trataba de tranquilizar su respiración, pero no podía. Había venido corriendo con todas sus fuerzas. – Perdí la noción del tiempo. Me quedé tirado en la cama pensando y se me pasó la hora. Lo siento. – se volvió a disculpar y se irguió una vez que la respiración hubo normalizado un poco.

Yamada sonrió tierno al ver la consideración que tenía el menor, sin duda atesoraría estos momentos toda su vida. Lo atento que podía llegar a ser, lo tranquilo, dedicado, enérgico y vivaracho… realmente necesitaba a una persona así a su lado.

- Tranquilo, no pasa nada. – ensanchó la sonrisa y el menor sonrió también. Ambos crearon inconscientemente un aura de tranquilidad y timidez alrededor de ellos. - ¿Vamos? – le preguntó tranquilo y aún sonriente. El moreno asintió y ambos caminaron por entre la gente para comenzar la cita.





**************************



- ¡Oh, vamos, Keito! ¡Cómo puedes ser tan paquete! – gritó escandalosamente Hikaru en los recreativos. Keito agachó la cabeza avergonzado, no por haber perdido, sino por las voces que su amigo estaba dando.

- Te he dicho que no soy bueno en este tipo de juegos… - habló recordándole lo que le había dicho nada más que el mayor había propuesto jugar a ese juego.

- ¡Pero es imposible tener ese nivel de manquedad! - volvió a arremeter contra el menor que solo miraba a otro lado distraído y acostumbrado. Pues en ese tiempo que llevaban separados Hikaru no había cambiado nada, seguía igual de infantil y abusón que antes. Y como siempre, él era su objetivo.

- Yo cuando digo que no soy bueno, es porque es verdad… - el mayor rió ante el comentario del castaño que hablaba ya algo incómodo. Le puso una mano en el hombro en signo de apoyo.

- ¿Por qué no vamos a tomar algo? – le preguntó Hikaru para desviar un poco el tema, ya que si seguía por ese tema no acabaría nunca. El menor sonrió y asintió.

- Conozco una buena cafetería por aquí cerca, suelo ir con Yama-chan a comer pastel. – sonrió. Ciertamente Yamada y él hacían tours de cafeterías, se podían tirar una tarde entera recorriendo todas las cafeterías que se les pasase por la mente o que viesen.

- Vale. – asintió el mayor sonriendo mientras retiraba la mano de su hombro y se encaminaban a la cafetería.

Cuando llegaron buscaron un sitio algo apartado de la gente y allí se sentaron. Curiosamente era al lado de un gran ventanal que daba a la plaza de la estación donde momento antes habían estado Yamada y Yuto. Y que sin saberlo, también estaban allí, en esa misma cafetería, culminando su cita. Ninguno de los dos, ni Hikaru ni Keito, habían visto a la pareja. Pero Nakajima sí se había percatado de que ellos habían entrado, más que nada por el sonecito de la campanilla de encima de la puerta.

Después de haber hecho su pedido, Hikaru y Keito quedaron un momento en silencio. Uno porque no sabía cómo iniciar la conversación y el otro porque sabía que el momento incómodo llegaba ahora.

- Vamos hablar claramente y sin rodeos. – habló por fin Hikaru después de varios minutos en silencio, un silencio que le incomodaba de alguna manera. - ¿Sufres mal de amores? –

Pues tampoco es una pregunta tan directa…” pensó Keito mientras rodaba la mirada para que así Hikaru se avispara y no tuviese que contestar él lo que era obvio. Tan obvio que el mayor se había dado cuenta el día anterior…

- Sí. Y lo peor es que le tengo que enfrentar quiera o no. – habló algo decaído. Pararon un momento la conversación ya que el camarero había llegado con sus bebidas y sus trozos de pastel.

Una vez que el camarero marchó, retomaron la conversación.

- ¿Puedo saber quién es? – le preguntó algo cotilla, aunque creía que con eso el menor podía liberarse un poco, porque intuía que aún no lo sabía nadie y que Keito había soportado toda la carga del amor él solo.

- Yuto. – contestó sin más mientras le daba un sorbo a su bebida, al igual que estaba haciendo Hikaru cuando le contestó. No escupió la bebida de milagro, cosa que Keito agradeció ya que estaba delante de él y podría haberse bañado en zumo de frutas.

- ¡¿Yuto?! – elevó un poco el tono de voz haciendo sobresaltar a Keito que le tapó la boca a la vez que se levantaba del asiento. Hikaru tenía los ojos abiertos de par en par, podía imaginarse cualquier persona pero no Yuto…

- Shhhh… - puso el dedo delante de sus labios en signo de silencio. – Baja la voz, ¿quieres que Tokio entero lo sepa? – ironizó el menor mientras volvía a sentarse y soltaba la boca. Hikaru parpadeó varias veces perplejo ante la noticia recibida.

- Bueno, ¿y por qué es mal de amores? – preguntó una vez que se recompuso. Keito suspiró y rodó la mirada, no sabía si tenía que contar esto, pues no era algo que le incumbiese. Pero, indirectamente este asunto le estaba afectando, así que tenía como un mínimo derecho a poder contarlo.

- Pues… porque tiene pareja. – intentó no añadir más información ya que aún seguía creyendo que no era un tema que él tuviese que hacer público y menos contar a alguien. Después de esas palabras volvió a reinar el silencio en la mesa, donde nadie se atrevía a romperlo.

Hikaru llevó un trozo de pastel a la boca mientras analizaba cada expresión del menor, intuía que la pareja de Yuto era alguien que ambos conocían, sino Keito se lo hubiese dicho desde un principio. Por lo cual, debía ser alguien del grupo o por lo menos un amigo que tuviesen en común.

- Ya veo. – dijo mientras daba un sorbo a su bebida y refrescaba la garganta, que después del dulce se lo agradecía. – Por eso tu cara ayer en la conversación… – dedujo Hikaru aún examinando el rostro de Okamoto. El menor simplemente asintió mientras él también le daba un trago al refresco.

Continuaron hablando pero de otros temas, ya que si seguían por ese tema acabarían por arruinar la tarde con silencios y situaciones incómodas.





*****************



Unas mesas más allá hablaban y reían Yamada y Yuto, absortos a todo lo que les rodeaba. O por lo menos, uno de ellos no se percataba de lo que a su alrededor sucedía. El moreno, no paraba de intentar entender algo de lo que hablasen Yaotome y Keito. Quería saber de qué estaban hablando, un malestar inundaba su pecho al no saber de qué se trataba su conversación. Se sentía mal, algo oprimía su pecho. Tan concentrado estaba que Yamada se percató de la ausencia del menor.

- Yuto, ¿te pasa algo? – le preguntó preocupado al ver la cara del mencionado levemente girada hacia el lado derecho, izquierdo si hablaba del suyo. Éste al escuchar su nombre volvió a la conversación que “mantenía” con su novio. Parpadeó un poco y sonrió tratando de tranquilizar al castaño.

- No, no. – respondió agitadamente. Preguntándose el por qué de su tan ansiada curiosidad en el tema de conversación de sus amigos. Tan absorto estaba que no se había percatado de nada de lo que su adorado novio le había dicho. Algo le estaba pasando, algo que no le gustaba ya que estaba desatendiendo a Yamada, cosa que no quería por nada en el mundo.

- ¿Seguro? – su tono era preocupado. – Te noto algo ido, ¿has discutido en casa o algo? – se atrevió a preguntar totalmente preocupado por la distracción del menor. Pero solo obtuvo una sonrisa despreocupada por parte de Yuto. Solamente le quedó aceptar lo que el menor le decía.

- Y Yama-chan, ¿qué era eso que me tenías que contar? – le preguntó mientras le miraba intrigado y expectante a la respuesta del mayor que desvió la mirada algo incómodo.

- Verás, con motivo del regreso de Dai-chan, pues… - comenzó el tema como mejor le pareció, tenía que ser sincero y explicar las cosas como mejor fuese y sin malentendidos. – Quería saber si mi acercamiento a él te podría resultar molesto. – finalizó de golpe y sin rodeos, alargar la conversación sería cosa de tontos.

Yuto abrió los ojos, más allá de llenarse la mente con pensamientos celosos le sorprendió esa consideración que él mayor tenía por él. Le consultaba el hecho de que si mantenía una amistad cercana con Daiki le podría llegar a ofender. Eso le hizo sonreír a la vez que le miraba intensamente, pues Yamada aún no le había mirado a la cara.

- ¿Pero qué dices? – preguntó algo divertido y con una sonrisa en el rostro. – Eso no me lo tienes que consultar a mí. Eres libre de tener los amigos que quieras, ahí ni entro ni salgo yo. – acabó Yuto manteniendo la sonrisa. Ryosuke ante esas palabras del menor le miró sorprendido.

- Es que como es Dai-chan… pensé que te podría llegar a molestar. Como el abrazo que le di yo ayer… - explicó el mayor mirándole. Sentía alivio pues Yuto no se lo había tomado de una manera celosa ni a la defensiva, como él pensaba que lo haría.

- Pero es normal, ¿no? Yo ayer también le abracé, por supuesto que habría que abrazarle. Es un preciado amigo que vemos después de tres años. No me voy a sentir ofendido ni nada por el estilo porque tú seas amigo de él… - hizo una pausa en la que le dio un sorbo a su bebida y retomó el habla. – Es más, si no mantuvieses una amistad con Dai-chan, me sentiría mal, pues pensaría que es a causa mía que nos os habléis. – finalizó sonriendo despreocupado. Yamada sonrió también, ese tema había quedado zanjado ahí mismo y con una solución satisfactoria para ambas partes.

- Bueno, ¿qué tal si vamos a dar una vuelta? – le preguntó sonriente ya después de haber tratado el tema y sentirse más relajado y aliviado.

- Vale, ya me duele el culo de estar sentado. – apoyó Yuto mientras ambos se levantaban de sus respectivos asientos y se dirigían hacia la barra a pagar lo consumido. En el trayecto hacia la barra pasaron por al lado de la mesa de Yaotome y Keito quiénes se sorprendieron de verles allí.

- ¿Yamada, Yuto? – preguntó Hikaru con los ojos abiertos al verlos a ellos dos Yaotome miró a Keito para ver la reacción que éste tendría al ver a Yuto. Okamoto desvió la mirada al ver a la feliz pareja allí. Intuía perfectamente que estaban en una cita, por no mencionar que Yuto se lo había confirmado esa mañana.

Hikaru seguía mirando a Keito que parecía algo incómodo en esa situación. Podía intuir que la pareja de Yuto era Yamada, y que por eso Keito no se lo había dicho. Miró a la pareja que seguramente estaban manteniendo una cita y les sonrió. Ellos también le devolvieron la sonrisa.

- Valla, qué coincidencia encontrarnos aquí… - expresó Yamada con las cejas levemente elevadas del asombro.

- Ya te digo. – apoyó Hikaru. - ¿Ya os ibais? – preguntó con su insaciable curiosidad. Miró a Yuto que mantenía su mirada apartada hacia otro punto que no fuese la mesa. Arrugó el ceño como tratando de analizar lo que ese gesto quería decir.

- Sí, ya nos íbamos. – contestó Ryosuke al ver que Yuto no estaba por la labor de mantener una conversación, lo que le preocupó y extrañó a la vez.

A través del cristal que daba a un lado Hikaru y Keito, en frente de Yamada y Yuto, pasaba Daiki abstraído del mundo exterior escuchando música por sus auriculares. Miraba su MP4 en busca de su canción favorita, había salido a despejar un poco y nada mejor que pasear por la plaza de la estación abarrotada de gente.

Keito, que estaba mirando en esa dirección por la incomodidad que sentía al ver a la pareja, vio a Daiki sonriente escuchando música. Sonrió al ver el relajado rostro del mayor y decidió decir en voz alta que ahí estaba Daiki.

- Está ahí Daiki. – todos los demás presentes se giraron a mirar a Keito y luego a la dirección que marcaba su dedo índice. Todos sonrieron al verle feliz y tarareando la canción. Decidieron llamarle y que se apuntase a la “charla” que solamente estaban manteniendo Hikaru y Yamada.

- ¡Valla! – exclamó Arioka una vez que estuvo dentro del establecimiento con todos sonriéndole alegremente. – ¡Qué sorpresa encontraros por aquí! – elevó un poco el tono ante la sorpresa y alegría que le daba verles. Todos los demás ensancharon sus sonrisas. Yamada y Yuto, al igual que Daiki, estaban de pie al lado de la mesa.

- ¿Y tú? ¿Cómo es que te dio por salir solo? – le preguntó como siempre intrigado y cotilla Hikaru. Arioka sonrió y enseñó los dientes en el acto, como siempre. Yamada se quedó embobado mirando esa sonrisa que tiempo atrás le había traído loco.

- Necesitaba despejar la mente un poco… - susurró algo incómodo por la conversación, no quería revelar el verdadero motivo y así preocupar a sus amigos. Así que, lo omitió y sonrió. – ¿Y vosotros? ¿Planeasteis una quedada a escondidas del grupo? – regañó con los brazos en forma de jarra apoyados a ambos costados.

- Para nada. – respondió Yuto rápidamente con un tono molesto. – Solamente ha sido una coincidencia encontrarnos aquí. – aclaró y escupió las palabras algo molesto. Los demás se sorprendieron por el humor de perros que tenía Yuto. Yamada se le quedó mirando preocupado.

- Y nosotros estábamos en una cita. – sentenció Hikaru sorprendiendo al resto de presentes que le miraron con los ojos abiertos, inclusive Keito era el más sorprendido de todos, pues era la primera noticia que tenía. Yuto se le quedó mirando a Yaotome que también le miró aguantando esa penetrante mirada del menor.

- ¡N-No digas tonterías! – exclamó Keito sonrojado y tartamudeando un poco ya que aún no salía del asombro. Daiki puso una sonrisa pilla y miró a Okamoto.

- No trates de negarlo, Keito. – dijo Arioka mientras Yamada asentía apoyando sus palabras. Keito se hundió aún más en su asiento, no cabía de la vergüenza que sentía en ese momento.

- Eso Keito. – habló totalmente frío Yuto mirándole fijamente haciendo incomodar al nombrado. – No trates de negarlo. – sentenció con un tono frívolo. Daiki y Yamada apoyaron de nuevo esas palabras – Vámonos, Yama-chan, no tenemos nada que hacer aquí. Hacemos mal tercio en esta perfecta cita. – escupió las palabras molesto, estaba le que llevaba el diablo. Le daba rabia saber que al final Hikaru y Keito mantenían una relación sentimental.

Hikaru sonrió divertido al ver las expresiones y escuchar lo que Yuto había dicho. Eso solo demostraba una cosa, celos. Yuto estaba celoso, pero no quería admitirlo. Yamada corrió detrás de Yuto realmente preocupado, Daiki vio esa expresión en el rostro de Ryosuke y se extrañó. Esa expresión la ponía cuando ambos estaban saliendo y se preocupaba por él.

- Parece que esos dos son muy cercanos, ¿no? – preguntó Daiki sentándose al lado de Keito sin preguntar. Hikaru y Keito le miraron algo entristecidos, pues Arioka no intuía lo que estaba pasando, pero alguien se lo tenía que decir.

- Es normal, están saliendo. – sentenció Hikaru mirando hacia la puerta sin atreverse a mirar el rostro de Daiki en esos momentos. Éste abrió los ojos sorprendido de lo que acababa de escuchar.

¿Estaban saliendo? ¿Yuto y Yamada… estaban saliendo?



*Fin del cap. 8*


Muuuuy largo lo sé... pero es que como dije antes, quería reducir el número de capítulos. Además de que cada cosa va en su capítulo. Por ejemplo: en mi mente este es el capítulo donde Daiki se entera de la relación de Yamada-Yuto. Pero no sé por qué me llevó tanto.
Siento que sea tan largo y espero que les haya gustado ^^
Como siempre, a mi me encanta escribir esta historia.