miércoles, 3 de enero de 2018

[Serial] Game. Cap2

¡Muy buenas a todos!
Estoy aquí de nuevo con el capítulo dos de la nueva historia en la que me estoy embarcando. Espero que os guste. A partir de aquí la trama será más y más liosa. Así que esperar *-*



CAPÍTULO DOS 

-Ya estoy en casa - gritó al entrar en el apartamento que compartía con su mejor amigo. Se descalzó y dejó las llaves en un recipiente que había en la entrada. 

-En la cocina. - contestó una voz algo chillona. Daiki sonrió al tenerlo en casa, realmente necesitaba hablar con alguien. 

Caminó apresuradamente por el pasillo en dirección a la cocina, para encontrar a su amigo preparando algo. Raro ya que él no era muy dado a las tareas domésticas. Así que se acercó por detrás tratando de no hacer ruido, para observar qué era lo que le tenía tan ocupado.

Se sorprendió al verle hacer unos onigiris.

- ¿Onigiris? - preguntó en voz alta asustando al otro que se giró a mirarle alarmado. - ¿Estás cocinando onigiris? - volvió a preguntar inclinando levemente la cabeza.

-Así es... - se notaba en su tono que estaba nervioso. Daiki no entendía nada, ¿por qué su amigo estaba cocinando? - ¿Quieres probar? - extendió uno de ellos.

Daiki retrocedió asustado, ¿estaban envenenados o algo así? Era muy inusual esas muestras de afecto en su amigo. Miraba con desconfianza el alimento, pero lo cogió la verdad tenía hambre. Se lo llevó a la boca y masticó saboreándolo, realmente estaba bueno, aunque no tenía mucha ciencia, pero le habían salido bien.

-¡Están muy buenos Inoo-chan! - elogió elevando la voz. El castaño sonrió ampliamente preguntándole si era cierto, a lo que el otro contestó que sí. Se aventuró a probarlos él también, realmente Daiki no mentía, sabían bien.

-¿Y? - preguntó Arioka después de masticar un trozo. Inoo le miró extrañado. - ¿Para quién son? - Kei se sonrió un poco pues su amigo le había pillado. El menor sonrió contento era raro ver al mayor tímido.

- Para un senpai... - susurró rogando que el otro no le escuchase. Daiki se sorprendió.

- ¿Para un senpai? - repitió el menor mirándole.

- Sí, del trabajo. - Inoo no sabía dónde meterse.

- ¿Una nueva conquista? - sonrió Daiki, la verdad es que su mejor amigo, era bastante enamoradizo.
- No, es completamente diferente. Esta vez es en serio. - habló convencido.

¿Cuántas veces había escuchado eso? Muchas, muchísimas. Y siempre venía llorando después  y le tocaba a él consolarle. No le molestaba, pues para eso era su mejor amigo. Pero le dolía siempre que volvía triste, no le gustaba verle llorar. Inoo siempre que algún chico, pues su amigo era abiertamente homosexual, le hacía algún gesto amable o cariñoso, ya creía que era su amor verdadero. Y no era así, solía confudir la amabilidad con amor, después siempre se confesaba y claro, el otro le rechazaba.

- ¿Pero sabes si el siente lo mismo? - preguntó mientras se giraba y dirigía a su habitación.

- Todavía no lo sé, pero lo averiguaré esta semana. - le siguió hablando esperanzado. Daiki suspiró siempre era igual, ¿Inoo no se casaba de salir lastimado siempre?

- ¿La averiguarás? - dijo abriendo la puerta de su habitación. Suspiró otra vez, ya se esperaba el resultado, a finales de esa semana tendría que consolar nuevamente a su cmpañero de piso. - ¿Voy preparando ya las palomitas para la película de esta semana? -

Ese era ya como un ritual cada vez que su amigo estaba deprimido. Ponía una de esas comedias románticas que tanto le gustaban a Kei y comían palomitas y chocolatinas hasta bastante tarde.

- Te equivocas. Esta vez va a salir bien, Takaki-senpai es diferente. - habló esperanzado mientras le veía aflojarse la corbata que había usado ese día.

- Vale, vale, entiendo. - se dejó caer en la cama quedando sentado.

- ¿Qué tal la entrevista? Te ves algo cansado. - el moreno seguía observando al menor, realmente lucía devastado. ¿Tan dura había sido? Sabía de la fama del presidente de esa empresa pero de ahí a embajonar a Daiki.

- No me hables de ella. - suspiró dejándose caer quedando echado. - Sí que es un casanova. - habló mirando el techo.

Inoo le miró confundido, no sabía exactamente a qué se refería. Se sentó en la silla del escritorio mirándole esperando que continuase.

- Además de que es un niño. - volvió a suspirar desanimado. - Y tiene toda la pinta de ser un engreído.

- ¿Por qué lo dices? - se atrevió a preguntar.

Daiki no sabía por qué tenía esa imagen de él. A lo mejor porque se había pasado toda la entrevista mirándole y por consiguiente no había podido hacer un buen trabajo. Volvió a suspirar, bueno, con suerte no se encontraría con él de nuevo. Aunque le dolía porque esta entrevista podía haber sido su ascenso.

- Ah, cierto, tengo que llamar a Yuto. - recordó levantándose quedando sentado en la cama.
Se estiró hacia el maletín que estaba encima de la cama, y cogió el teléfono. Buscó en él al susodicho y llamó.

- Ah, ¿Yuto? - esperó la respuesta del otro. - ¿Estás libre mañana? - preguntó. - ¿Sí? Vale. Necesito que le hagas unas fotos a alguien para la revista. - hizo una pausa en la que el otro hablaba. - Perfecto, mañana a las cinco. - esperó. - ¿Qué? ¿Salir a tomar algo después? - lo meditó. - Vale. - suspiró.

Daiki colgó y se quedó mirando el teléfono. Yuto era su fotógrafo de confianza. Trabajaba a tiempo parcial para la empresa. Le había conocido por amigos en común, uno de ellos Inoo. Era dos años más pequeño que él y siempre andaba invitándole a tomar algo o salir por las noches. Era inagotable, tenía una energía increíble. Moreno y bastante guapo.

Inoo sonrió. Podía intuir que Yuto estaba colado por Daiki. Siempre que podía le invitaba, claro estaba para Yuto eran citas pero para Daiki solamente eran salidas con su amigo. Daiki no se daba cuenta de ello, ciertamente porque este no le prestaba atención al género masculino. Aunque tenía la teoría de que era homosexual, solo que no se daba cuenta. Porque nunca le había conocido pareja, ni si quiera un rollo de una noche. Y era raro teniendo en cuenta que eran amigos desde la secundaria.




***





Ya eran las cinco de la tarde y Daiki esperaba en la puerta del edificio a Yuto. Miró su reloj, no podía ser que llegase tarde. Yuto era puntual. Suspiró cuando le vio dar la esquina del edificio.

- Perdón, el tren tardó en llegar. - se disculpó cuando llegó. Daiki le dijo que no pasaba nada y entraron.

Llegaron a la sala de foto. Todo estaba preparado la silla donde se sentaría el empresario para las fotos, la tela blanca detrás, los focos...

- ¿A quién voy a fotografiar? - preguntó Nakajima sacando la cámara.

- A Yamada-san de Industrias Yamada. - habló desinteresado Daiki mientras observaba el lugar. La verdad que pocas veces había estado allí, ya que su trabajo no era en esa sala.

- ¿Qué? - se sorprendió Yuto mirándole con los ojos abiertos. - ¿Yamada-san, el auténtico? - preguntó para cerciorarse.

Daiki le miró extrañado ¿por qué tanto revuelo?

- El mismo. ¿Por qué tan sorprendido? - le preguntó Daiki acercándose a él.

- Tengo entendido que no se suele dejar hacer muchas fotos para las revistas. - colocó la cámara en el trípode.

Daiki levantó los hombros en señal de que le daba igual. Había llegado a la conclusión de que si se había puesto ayer así fue porque estaba nervioso. Se despidió de Yuto y se dispuso a salir de la sala cuando la voz de una chica que estaba en la sala le detuvo.

- Arioka-san, no puede irse. - este se giró y la miró un poco enfadado. - Yamada-san quiere que esté presente en la sesión. - habló algo cohibida por la mirada.

Este se extrañó pero suspiró derrotado. Tendría que acatar pues seguramente ese niño de sólo 24 años pondría un reclamo a su jefe. Se dirigió a una silla que estaba algo apartada, no quería estar cerca, es más le cuasaba molestia la situación. ¿Por qué tendría que estar ahí? Le impedía seguir trabajando, él podría conseguir otro trabajo o alguna otra entrevista a alguna celebridad.

Después de unos 10 minutos llegó el susodicho acompañado por el que sería su asesor. Sí, esa persona que se encargaba de cuadrarle los horarios o de decirle qué tenía que hacer a la siguiente hora. Un chico alto, bastante fornido podía apreciar debajo del traje. Tenía el pelo largo y sus ojos eran bastante rasgados.

Su mirada se giró al modelo de esa sesión. Parecía que ¿resplandecía? ¿Era posible? Nuevamente se sintió incómodo. Se removió en su sitio y sus pulsaciones aumentaron cuando sus miradas se encontraron. Se quedó paralizado mirándole, ¿qué le pasaba? Al verle sonreír de medio lado, parecía que quedaba sin aliento. Tenía que reconocer que ese traje de Armani azul marino combinado con la corbata roja le quedaban fenomenal.

- ¿Yamada-san? - se escuchó la voz del asistente, sacándolos a los dos de ese cruce de miradas que tantos sentimientos internos le probocaban al mayor.

- Dime Keito. - habló el nombrado mirándole sonriente.

- Pase por aquí. Este es el fotógrafo. - le indicó por donde tenía que pasar.  - Nakajima Yuto-san. - el nombrado quedó asombrado de la belleza del presidente. Aunque su asistente también tenía su punto. Sonrió carismático e hizo una reverencia. El otro le imitió y prosiguieron a la sesión.

Daiki no sabía dónde meterse, tenía mucho calor. Ya le había dicho a la chica si podía poner el aire acondicionador pero ya estaba puesto. Tenía mucho calor, era insoportable. ¿Se estaría poniendo malo? Llevó su mano a la frente para comprobar lat emperatura, pero estaba bien. No entendia nada. Desde que había empezado la sesión se sentía así.

Dirigió su mirada al modelo de ese día, tenía que reconocer que tenía mucho sex appeal. Entendía porque "gozaba de bastante compañía" como le había dicho el día anterior. Se fijó mejor en él, tenía los ojos grandes y un rostro muy bello. De estatura como la suya pero pecho y espaldas anchas. El pelo negro y algo rizado (arreglado por la maquilladora). Pasó saliva por su garganta para refrescarla. Yuto había optado por quitarle la corbata y desabrocharle los botones de la camisa. Dándole un toque revelde. Le quedaba muy bien, tenía que reconocerlo. Era muy guapo. Pero era un mocoso con aires de grandeza. Podía intuirlo.

- Ya hemos acabado. ¿Dai-chan qué te parecen? - consultó el alto girándose a él.  El nombrado se levantó y fue a su encuentro.

Examinó todas las fotos en la pantalla del portátil. Sí, salía muy guapo. Y eso que simplemente estaba sentado en una silla con un fondo blanco. Asintió.

- Están bien. - Yuto sonrió orgulloso. Le encantaba la fotografía había empezado como un hobbie pero acabó convirtiéndose en su profesión.

- Muy bien, Yamada-san, ya están las fotografías. - habló el mayor de la sala. El susodicho se levantó y empezó a abrocharse los botones.

- Perfecto. - habló cogiendo la corbata que Keito le ofrecía. Se fijó en el periodista que examinaba al detalle las fotos. Sonrió de medio lado. Viró la mirada al alto que le había tomado las fotos. Era un chico muy carismático, bastante agradable y enérgico. Ensanchó la sonrisa ante el pensamiento que se le cruzó por la cabeza.

- ¿Nakajima-san verdad? - habló Ryosuke cuando se acercó a ellos. Ambos se giraron y éste solo pudo ensanchar más su sonrisa.

- Así es. ¿Sucede algo? - preguntó curioso y sonriente. La verdad era que a Yuto le había llamado la atención el presidente, bueno, a él y seguramente a toda la sala. Incluso podía haber escuchado un leve "mmm" por parte de las mujeres de la sala.

- Sí. - hizo una pausa dónde le miraba intensamente. Yuto se puso algo nervioso y Daiki algo irritado siguió escuchando la conversación. - ¿Le apetecería quedar algún día? - y sonrió de medio lado.

La verdad era que Nakajima le había llamado bastante la atención, era su tipo sin duda. Alto, carismático, guapo y bastante fornido. ¿Qué más podía pedir? Aunque la verdad no tenía ningún propósito más allá que el de un revolcón.

Yuto no cabía del asombro, ¿acababa de escuchar eso? ¿Yamada, el presidente de industrias Yamada le acababa pedir salir algún dia? ¿Cuántas posibilidades había de que pasase eso? Sabía, como todo el mundo, de las idas y venidas de ese hombre. Pero también sabía que solamente escogía modelos, cantantes, actores... no un simple fotógrafo. Asintió emocionado, sería una buena oportunidad y sería bastante divertido.

- Claro. - habló el más alto mientras sonreía. Yamada asintió divertido y miró a Arioka. Quería ver qué reacciones estaba teniendo ante semejante situación.

- Muy bien, esta es mi tarjeta. - la sacó del bolsillo de su traje y se la entregó. - Estamos en contacto. - habló mientras pasaba entre ellos sonriente.

Arioka salió poco después de él bufando cosas que nadie oía ni entendía. Ese tío le sacaba de quicio. No lo soportaba. Ahora sí, ya no tendría que verle más. ¿Cómo se le ocurría invitar a Yuto? ¿Es que tenía intenciones ocultas?

- Dai-chan. - llamó justamente su amigo. - ¿Te acuerdas que hemos quedado después no? - este se giró y asintió ocasionando que el otro sonriese feliz.

Se dio la vuelta y fue hasta su oficina, todavía le quedaba trabajo hasta las 7. Estaba que le llevaba el diablo, no entendía su enfado, pero ese hombre conseguía sacarle de quicio. Le parecía tan sumamente prepotente, engreído y orgulloso que le irritaba.

- Bueno, deja de pensar en él. - habló en voz alta cuando estuvo solo en el ascensor. - O te saldrá una úlcera. -





***





- ¡Dai-chan! - llamó Yuto cuando salía de la puerta principal de su empresa. Éste se giró al llamado y vio a su alto amigo esperándole en la esquina. - ¿A dónde quieres ir? - preguntó bastante sonriente el menor.

- A por unas cervezas, necesito emborracharme. - habló decidido yendo de frente a su bar preferido, regentado por un amigo suyo.



Fin del cap2.

Bueno, ¿qué os ha parecido? Creo que se torna algo interesante ¿verdad? Como veis, casi todos los personajes están relacionados entre sí.
Las sorpresas seguirán apareciendo. ¡No os preocupéis!

Quiero hacer un inciso. Quiero que os pongáis en la piel de Daiki al presenciar la sesión de Yamada. Esta es una de las fotografías. ¿Mucho calor verdad? :3